En
estos meses estamos celebrando el aniversario de Miguel Hernández honrándolo
con una serie de entradas relacionadas con un Congreso que se dio en el año
2002.
Leer antes:
Hoy
vamos a recordar la conferencia titulada: “puestas
en escena del teatro de Miguel Hernández”, impartida por don JESUCRISTO
RIQUELME. Se inició con una cita de J. Bergamin en la pantalla:
a
veces comprometerse es lo que suele
comprometer
por eso la mejor manera de no
comprometerse es estar ya
comprometido.
En arte, como en todo, hay que empezar
Por comprometerse
Miguel
Hernández tuvo gusto por el teatro, tanto por el poético (poeta metido en
teatro) como por el político y comprometido. Sin embargo, todo él puede
entenderse ideológicamente, ya sea política como humanamente. Las puestas en
escena han sido determinantes.
La
exposición de don Jesucristo Riquelme estaba muy bien estructurada en tres
partes: contexto del escritor (años 30 y 40), presidio español (años sesenta) y
actualidad.
En
el primer apartado, nos habló de cuatro
etapas de M. Hernández: etapa de
Orihuela, con la creación de su auto sacramental; etapa de transición, con Hijos de la piedra; etapa de
la Guerra Civil ,
con la creación de teatro de guerra; etapa carcelaria,
donde no pudo escribir ninguna obra.
En
un primer momento, con el auto sacramental, relaciona el teatro con virtudes
neocatólicas que le infunde su amigo Ramón Sijé. Obra que se pretende poner en
escena con el mismo divertimento escénico que en el Barroco; pero también hay
gran influencia del cine y su imaginación plástica a partir de la
Biblia.
Pero
la muerte de Ignacio Sánchez Mejía llega, dando lugar a que nuestro autor hiciera
una obra donde reflexionaba sobre la muerte. No era una obra política, sino,
más bien, intimista. Será una argumentación taurina sobre la soledad,
abandonando el catolicismo.
Después
pasará a un teatro rural (dos obras), basándose en El alcalde de Zalamea, de Calderón. En ese momento el enfoque resultaba
distinto que en el auto sacramental, pues ya parte de abajo a arriba. Se
presentan a unos jornaleros buenos; ya no lo es el patrono, como lo había sido
en el auto sacramental. Se centra en un
teatro de revolución, y considera que el de Lope lo era. Así presenta Hijos de la piedra como una acusación
del dirigismo que hace de la clase obrera la derecha.
Con
su teatro de urgencia muestra una visión partidista, apoyando la causa
republicana.
M.
Hernández procuró estrenar en vida y hacer propuestas escénicas. Primero lo
leía a sus amigos, pero su teatro no tuvo éxito en Madrid porque aparecían
numerosos personajes.
Curioso
es que su evolución teatral fue de derecha a una ideología de izquierdas,
pero en su recuperación ocurre lo
contrario, despolitizándose.
La
conferencia concluye con una cita de Monseñor O. A. Romero, arzobispo de San
Salvador, asesinado en 1980, que dice así:
La
justicia es
como las serpientes: sólo muerde
Para saber más:
Leer también:
I jornada del II Congreso de Muguel Hernéndez: los contemporáneos.
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