Ya sabrá, estimado lector, que
cada domingo lo dedicamos a creencias religiosas y mitología del mundo. Este
año, concretamente, nos estamos centrando en componer una antología sobre los
relatos referentes a los orígenes del cosmos.
El de la creación del mundo
constituye uno de los pilares temáticos de todas las religiones de nuestro
planeta. Unas veces es descrito como un vacío, una extensión de agua, un paraje
oscuro (así vemos en Norteamérica, en los khoisan del sur de África, en Oriente
Medio o en el sureste asiático; pero la más común entre los pueblos de la
tierra es la imagen de un principio en forma de huevo, en cuyo interior se
encuentran todas las cosas. Pero una acción desencadena que ese huevo se rompa
y su contenido se esparza.
Común también es la idea de la
dualidad. Así, en la mitología china, por ejemplo, cuando tras dieciocho mil
años Pangú sale del huevo cósmico. Éste se divide en dos mitades que darán
lugar al cielo y la tierra. Otra muestra la tenemos en la mitología griega,
donde los primeros diosas que surgieron fueron Urano (el cielo) y Gea (la
tierra).
Suele ser frecuente, además, la
creación partiendo de la muerte. De este modo Pangu –de la mitología
china- se sacrifica para dar la vida
después de la agotadora tarea de separar tierra y cielo. Las distintas partes
de su cuerpo van transformándose en elementos del mundo. Esto se asemeja a un relato mitológico de la India donde Purusha muere y
de sus miembros van surgiendo los demás
elementos. Según la religión de Babilonia, Marduk acaba con la serpiente
Tiamat, con cuyo cuerpo, dividido en dos mitades, crea el cielo y la tierra.
Sin embargo, muchas culturas
muestran la idea de una lucha cíclica entre el creador y el caos. Así, los
hopos de Norteamérica se refieren a varios mundos que van siendo destruidos:
primero por el fuego; luego, por el hielo; y después, por el agua. Según
ellos, ahora nos encontraríamos en el cuarto mundo, que también llegará a su
fin.
Este pensamiento recuerda también
a la civilización azteca, que se referiría a la creación y destrucción sucesiva
de cinco mundos por la lucha entre las divinidades hijas de del señor de la Dualidad. Además aparece una creencia parecida en el
hinduismo, pero mucho más compleja y filosófica. De este modo Visnú,
descansando entre los anillos de la serpiente cósmica Ananta, hace surgir un
loto de su ombligo. De allí saldrá Brama, el dios creador, quien meditando
creará el mundo, luego destruido por el caos. Y así cuatro eras sucesivas, pero
cada una inferior a la anterior.
Esa idea cíclica de la creación y
destrucción la hallamos entre los egipcios y la cultura grecolatina. En esta
última, por ejemplo, el ciclo comienza en la
Edad Dorada y llega a la actual Edad de
Hierro. De modo que comparte con otras culturas la creencia de que cada era es
inferior a la anterior. De hecho, este pensamiento sea recuperada por los
celtas irlandeses con la visión de las cinco invasiones de Irlanda.
Espero, que le haya resultado entretenimiento.
Bibliografía: Mitología
guía ilustrada de los mitos del mundo. Ed. Debate.
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