Hoy hace cien
años que murió el escritor sueco Johan
August Strindberg. Es considerado el dramaturgo que preludia el teatro del
absurdo y el expresionismo.
Nace en
Estocolmo el 22 de enero de 1849. Es un niño inteligente que sufre varios
traslados de hogar y de colegio, pero lo que lo marca especialmente es la
muerte de su madre. Sin embargo, su padre se casa pronto con la institutriz. Una
gran discusión hará que nuestro autor se
aleje de casa para no volver a ver jamás a su progenitor. Los problemas de su
infancia, por tanto, dejaron una huella tal que marcaron su futura obra.
Trabaja ya
desde su época de estudiante en una farmacia, aunque, posteriormente se
dedicaría a la tarea educativa, entre otros quehaceres laborales. Sin embargo,
su interés por la ciencia, lo hace entrar en el Instituto Tecnológico de
Estocolmo con la intención de prepararse para Medicina, pero no tiene el
resultado esperado.
Así que entra
en la Universidad
de Uppsala para centrar sus
conocimientos en Estética y Lenguas
modernas. Es en este momento cuando su vista se pone en el teatro.
Sus primeros
dramas giran en torno a un hecho histórico y emplean un estilo cercano al
pueblo. Tenemos, por consiguiente, obras de estilo naturalista (posiblemente
bajo la influencia de Dickens) tanto en el teatro como en la novela. Ejemplo de
ello lo encontramos en La habitación roja
(1879), novela donde describe el círculo intelectual de su ciudad. La obra
tiene gran éxito, lo que lo anima a seguir escribiendo, pero la crítica
satírica contra personalidades del país provoca su expulsión. Esto –junto a su
paranoia- motiva las tensiones en su matrimonio, provocando el divorcio. Este
hecho, junto a la extensión de la corriente feminista lo llevan a tomar una
actitud misógina, que se hace patente en textos como Esposos o La
Señorita Julia.
Suele afirmarse que lo sigue una etapa
socialista con base en Rousseau; mas destaca la siguiente, surgida por el
influjo que ocasionó un intercambio de cartas con Nietzsche. De tal modo que
adopta la idea del superhombre tanto
en su teatro (Paria, de 1889) como en
narrativa (A orillas del mar libre,
1890).
Sin embargo,
lo sigue un momento de espiritualidad con el estudio de la teosofía, que
ocasiona obras maestras tales como La
danza de las Muerte.
Curiosa es Infierno –para algunos su mejor escrito-
donde analiza la psicología anormal y las imágenes paranoicas que lo persiguen
especialmente desde su segundo divorcio.
Ante todo hay
que tener en cuenta que sus dramas se dirigen a un reducido público,
especialmente escritas para el teatro Íntimo creado junto con Falk unos años
después de su tercer divorcio. Esto se debe a su aire renovador lejos del gusto
de la burguesía que controla Europa en ese momento. Con todo, sus obras cobran
gran importancia en ese teatro soterrado influyendo en autores como Pirandello,
O´Neill, Kafka y Tennesse Williams gracias
a la renovación tanto en la técnica como en la temática.
Prueba de su
relevancia, a pesar de su personalidad estrambótica y su rebeldía social, es el
hecho de que a su funeral (muere el 14 de mayo de 1912) acudieron unas sesenta
mil personas.
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