domingo, 1 de abril de 2012

RELIGIÓN INCA: MITO DE LA CREACIÓN.



La civilización inca debió iniciarse hacia el siglo XIII, procedente de los Andes, aunque llegaría a su esplendor a finales del XV.
 
Eran buenos agricultores y ganaderos. Es curioso que, aunque no poseían escritura, hacían gala de conocimientos matemáticos, que registraban mediante un complejo sistema de nudos y colores.

Pero más sorprendente aún resulta  su capacidad de ingeniería, que, aunque desconocían el hierro, es inalcanzable en la actualidad.

Cuando en el XV se comenzó a crear su imperio, éste fue asumiendo la mitología de las culturas que dominaba. De ahí que existan versiones diferentes sobre la creación. Aquí, nos centraremos en una.

Viracocha creó la tierra y el cielo. Después, esculpió monumentales figuras de piedra a las que le insufló vida para que habitaran el joven mundo.

A pesar que al principio todo sucedía tal como el Dios Creador esperaba, un Buendía, los gigantes decidieron dejar de trabajar. Esto enfureció a la divinidad, que los castigó exterminándolos mediante un enorme diluvio (siempre aparece en diferentes culturas: egipcia, griega, maya, azteca, china, etc.). sin embargo a algunos los volvió a convertir en piedra (aún pueden verse en Tiahuanaco y Puacará). Los lagos Titicaca y Poopó serían los restos de dicha inundación, pudiendo encontrarse aún en las colinas conchas y caracolas.

Viracocha, a pesar de su ira, salvó a dos gigantes con el fin de que lo ayudaran a crear a los nuevos seres. Sin embargo, la oscuridad en la que todavía estaba sumido el mundo no le permitió contemplar su nueva creación. Entonces, decidió instalar su hogar en el fondo del Titicaca, de donde surgió el sol y la luna.

De esta manera, el mundo se iluminó día y noche, aunque, en ese tiempo, la luna ofrecía más luminosidad que el sol. Éste, celoso,  lanzó ceniza a la luna.

A continuación, Viracocha creó a una raza superior a las anteriores. Salieron de tres cuevas de Paqoritambo. De las laterales surgieron los antepasados de los aldeanos incas; de la central, cuatro hermanos y cuatro hermanas, que iniciaron la familia imperial.

El dios los instruyó y los mandó a a conquistar las tierras. Fueron extendiéndose de manera lenta.

Uno de los hermanos, Ayar Kachi (“la sal”) comenzó a resultar problemático. Se divertía demostrando su gran fuerza lanzando enormes rocas, creando barrancos.

Temiendo que destruyera el mundo, los hermanos decidieron engañarlo. Lo condujeron a una cueva de una montaña con el pretexto de que existía un tesoro en su interior y lo encerraron.

Ayar Ucho (“la pimienta”) decidió instalarse en Huanacauri y hacer un santuario.

Ayar Sauca (“el regocijo”) ayudó a los nuevos seres en las labores del campo.

El resto de los hermanos crearon la capital del imperio, clavando una vara de oro en el suelo para indicar el centro de la ciudad. Pero comprendieron que  la edificación iba a ser compleja y es que el lugar no estaba protegido por colinas, el viento soplaba airado, destruyendo, incluso, la roca.

De modo que Ayar Manco concluyó que la única solución era capturar al viento y encerrarlo hasta que la ciudad estuviera terminara.

El viento rugía, intentando liberarse.

Ayar Sauca –el hermano que había quedado en el campo- amonestó a Ayar Manco por capturarlo. Tras las explicaciones de éste, el primero le dio un día para construir la ciudad. Después liberaría a su amigo el viento.

Desesperado, el hermano se preguntó cómo iba a conseguir tal hazaña. Entonces se le ocurrió lo siguiente: subió a una montaña y cuando el sol pasaba por encima lo atrapó con una cuerda el sol pasaba por encima lo atrapó con una cuerda, ató el cabo a una gran roca y dejó allí el sol para que no concluyera el día. Así estuvo amarrado varios meses sin que hubiera noche. Esa gran roca junto a Machu Picchu se denominó “Parada del Sol”.

Cuando hubo construido la ciudad de Cuzco y el Templo del Sol, liberó a su reo, llegando la noche. Fue entonces cuando también soltó al viento. Con el fin de que éste no impusiera en la ciudad y la destruyera, levantó enormes montañas.

Desde entonces, Ayar Manco recibió el nombre de Manco Cápac, el Rico Rey y Señor. Junto a su esposa, su hermana Mama Ocllo, fue el primer gobernante inca.

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