Hace ya ochenta y dos años se proclamó la
II República con el júbilo popular. Revisemos
brevemente sus antecedentes y su trayectoria.
Si comenzamos con los
antecedentes, hemos de recordar que se estaba produciendo el declive final de la Restauración borbónica
con la aceptación por parte del monarca de la Dictadura de Primo de
Rivera, aunque, al final, éste es obligado a dimitir. Comienza, entonces, un
intento desesperado del Alfonso XIII por volver a la apariencia democrática. Es
lo que se conoce como dictablanda con el general Berenguer a la vanguardia para
preparar el regreso del turnismo. Lo que resultaba difícil.
Mientras tenemos a Mola como Jefe
de la Policía
(el que luego participará en la guerra civil a favor de los sublevados) en
1930. UGT y CNT acompañan la agitación social. A esto se suma que muchos
consideran que la monarquía no funciona. De modo que, en ese año, crece el
apoyo a la república contra la monarquía. A esto se añaden los efectos de la
crisis del 29. De manera que a la propia crisis de la monarquía (a la que se
oponen, incluso, algunos antiguos monárquicos) se suma la agitación social y el
pacto secreto de San Sebastián. Éste fue una reunión política con la finalidad
de acabar con la monarquía. Se forma un comité republicano con Alcalá Zamora a
la cabeza. Forman parte de dicho comité: Lerroux, Azaña, Albornoz, Miguel
Maura, Quiroga. En octubre constituyen un gobierno provisional de República con
la intención de que la sociedad se mueva, pero necesitan también apoyo del ejército.
Un mes después crean un manifiesto y llegan a acuerdos tanto con las
organizaciones obreras como al ejército, donde cumplirá un importante papel Ramón
Franco (el hermano del futuro dictador). Se procura una revuelta militar que
fracasará. ¿La causa? El ejército había
de realizar dos acciones: por un lado sublevación militar en Jaca; por otro,
huelga de militares de aviación en Getafe. Sin embargo, Galón se subleva dos días
antes y la huelga de militares no se hace. Mola encarcela al Comité
republicano.
Berenguer dimite el 13 de febrero
de 1931. El Rey pretende en ese momento que el gobierno se forme con gente no
vinculada a la dictadura de Primo de Rivera. Así que llama a Santiago Alba,
quien compone el gobierno con Melquíades Álvarez y Sánchez Guerra. Sigue el
gobierno del admirante Aznar, quien introduce a los amigos del rey: Romanotes,
Benenjo, Maura. Tienen la idea de hacer elecciones, comenzando con las
municipales, pues resultaban más fáciles de comprar y manipular. Se convocan
para el 12 de abril. La oposición lleva a cabo un movimiento muy inteligente:
se presenta en coalición, mientras que los partidos monárquicos lo hacen por
separado. Los primeros consiguen más votos y arrasan en las grandes ciudades. Sin
embargo habrá más concejales monárquicos. En ese momento existen dos
posibilidades: aceptar lo ocurrido y seguir con las elecciones legislativas o –
como opina Romanotes- negociar y pactar con el comité republicano, que todavía
está en la cárcel. El 14 de abril de 1931 se proclama la República por Zamora sin
presencia de movimientos violentos, pero sí la alegría popular. El Rey abandona
España.
Comienza entonces el camino de la
II República española, primero con un
Gobierno provisional al que suceden tres etapas.
Lo primero que hace Alcalá Zamora
es convocar elecciones a Cortes Constituyentes con el fin de crear una
constitución que toma como modelo a alemana de la república de Wemar (1822). Algunos
de los elementos interesantes de dicha Constitución son: la soberanía
popular; la aceptación de un sistema de
gobierno republicano con la posibilidad de autonomías; una estricta división de
poderes con garantías de independencia del poder judicial; cortes unicamerales,
elegidas por sufragio universal y al las que se exigen responsabilidades;
amplia declaración de derechos (establece el divorcio, la mujer puede votar por
primera vez), con regulación de garantías; libertad religiosa total y separación
Iglesia – Estado (además obliga a las órdenes
religiosas a inscribirse como el resto de asociaciones y ya no depende de otra
potencia). Se aprueba esta constitución –mucho más adelantada que la actual- el
9 de diciembre de 1931 y permanecerá hasta abril del 39.
Se hacen elecciones para formar
el nuevo gobierno constitucional. Azaña será el Presidente de la República ; Azaña, el
Jefe de Gobierno. Comienza así lo que se
ha denominado el bienio socialista (1931 -1933). Y este Gobierno debe
enfrentarse a muchos problemas que han dado lugar a una España retrasada. Saben
qué hay que hacer, pero encontrarán muchas dificultades. Entre ellas el
recuerdo de lo poco que duró la I República. Esto
seguramente que provoca la ansiedad de intentar hacer los cambios rápido,
demasiado rápido en un país donde los privilegiados llevan siglos fortaleciéndose.
Va a ser una etapa de numerosas y
valientes reformas: agraria, del Ejército, del sistema educativo, de la
estructura del Estado, laboral, de la influencia de la Iglesia , de la Administración , de
economía, de planes de obras públicas. Vamos a comentar cuatro de dichas
reformas.
Comencemos con la agraria. España
se divide en húmeda y seca, lo que produce grandes desigualdades que se
representan por el norte de minifundios y el sus de enormes latifundios que
pertenecen a unos cuantos. Son tierras no trabajadas en su totalidad, mientras
la gente sufre hambre. Se decide dividirlas repartir entre pequeños propietarios. El problema es la
oposición de los ricos y grandes terratenientes. Esto provoca que la reforma
vaya con lentitud –lo que enfada al pueblo- y, además la iniciativa se corta
con la guerra que provocan los sublevados.
Como puede ver, querido lector, la República se ha
enfrentado al primer grupo de privilegiados: los terratenientes.
Sigamos con la reforma del Ejército.
Éste presentaba varios problemas: numerosa oficialidad (en proporción, más
altos cargos que soldado raso), mal equipado y entrenado. El único más o menos
operativo es el que permanece en África. Azaña ve lógico que no haya un gran ejército,
pues ya se habían perdido las colonias. Además, procura evitar una tendencia
que había surgido en el XIX: la presencia política de militares. A esto suma el
retiro obligatorio. Dichas medidas van a provocar mayor enemistad con el Ejército.
Ya existen dos grupos poderosos contra la República.
Pero todavía queda la omnipotente
Iglesia. La República
desea que avance España. Por eso es lógico que elimine todos los elementos que
la estancan en la Edad
Media : prohíbe la compañía de Jesús; analiza bienes de la Iglesia ; la considera como
una asociación más, por lo que no está financiada por el Estado; los
cementerios pasan a ser públicos; instaura el matrimonio legal fuera de la Iglesia ; incluye el
derecho a divorcio.
Sin embargo, el poder de la Iglesia se extendía
especialmente mediante el adoctrinamiento que llevaba a cabo en la escuela. La “educación”
era la actividad principal de la Iglesia. La
República crea, entonces, numerosas escuelas. La enseñanza –por fin, como en
todos los lugares avanzados- pasa al Estado. La Iglesia puede continuar como entidad privada. Así no
mal influye y manipula a la sociedad.
Todo esto va a llevar al problema
religioso, a la sublevación del General Sanjurjo y los sucesos de Casa Viejas. Esto
va a provocar la convocación de
elecciones. Comienza el bienio radical cediste
(1934 – 36). Así que participan la
CEDA de Gil Robles y el Partido Radical de Lerroux, por lo
que no sorprende que sus medidas: suspende la reforma agraria, el Estado vuelve
a financiar a la Iglesia ,
amnistía al general Sanjurjo.
Las medidas mencionadas llevan al
malestar y malas condiciones de vida del pueblo. Da lugar a la revolución de
1934: huelga general; en Barcelona, el presidente Campanys proclama el estado
catalán, lo que provoca el estado de guerra; en Asturias, los mineros se hacen
con armas para pedir la república socialista, pero se manda al ejército.
La petición y la queja popular son ahogadas por el
gobierno conservador. Sin embargo, en 1936 sale a la luz el caso de corrupción
del partido. A diferencia de nuestros días, el gobierno es censurado y se
convocan nuevas elecciones. La izquierda se vuelve a presentar unida en el
FRENTE POPULAR contra una derecha fragmentaria. El pueblo vota a la coalición
de izquierdas.
Se inicia el periodo de gobierno
del Frente Popular con Azaña en la Presidencia.
Las dos consecuencias principales de que la izquierda vuelva
a la República
son: el aumento de la filiación en la Falange , pero también en el Partido Comunista. Además
existe una serie de problemas de orden público: enfrentamientos entre militares
de derecha e izquierda; los patronos
niegan las reivindicaciones obreras y cierran fábricas; UGT y CNT
presionan al Gobierno con sus reivindicaciones. A estos se añaden otras
dificultades: los militares y políticos de derecha conspiran; los diputados
comunistas acusan a la derecha de provocar desorden; Calvo Sotelo acusa a la República de la ruina de
España; el 12 de julio el teniente Castillo (izquierda) es asesinado por
militares de derecha, los amigos de aquél van a vengar a su amigo y matan a
Calvo Sotelo (derecha). La muerte de éste es la excusa que emplea la derecha
para sublevarse, aunque lleva preparándose desde las elecciones. De hecho, hay
que recordar que, al ganar el Frente Popular, parte del país (ejército, Iglesia
y terratenientes, los privilegiados del Antiguo Régimen) considera que se
acerca una revolución. El Frente Popular asegura que va a continuar con las
reformas que la CEDA
y el Partido Radical habían roto. Al conocer los resultados electorales, Franco
se presenta ante el presidente del Gobierno –Portela Valladares- y le propone
el estado de guerra para anular las elecciones (¡qué acostumbrados están a la
corrupción!). Portela se niega. El
pueblo ha hablado. Fracasada la misión de Franco, comienza la conspiración que
llevará a la lucha de las dos Españas. Pero eso ya es otra cuestión.
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Lo que me preocupa de todo esto es la similitud histórica que se da entre las diferentes fases de la República y el momento actual. Estaríamos ahora en la etapa de la CEDA, no ya tan lejos del infame final de la Guerra Civil. Rezaremos para que no se repita la historia, al menos en ese punto.
ResponderEliminarRepito mucho este asunto, porque me pasa como a ti: veo muchas similitudes que me hacen temblar. Es cierto que en la Historia de España se repiten ciertas situaciones como el mito del eterno retorno al cuadrado o al cubo. Veo cosas del XVII, del XVIII, de la Restauración...En todos ellos se repite una pauta que copiamos ahora, pero con móviles en la mano.
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