sábado, 8 de junio de 2013

COMENTARIO DE TEXTO DE LA ODA A LA VIDA RETIRADA


A pesar del riesgo que corro, porque sé que a muchos poetas no les gusta que diseccione los textos, hoy voy a hacer un somero comentario de la Oda a la vida retirada.

¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!       5
 
  Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.            10
 
  No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.                15
 
  ¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado,
si en busca de este viento
ando desalentado
con ansias vivas y mortal cuidado?               20
 
  ¡Oh campo, oh monte, oh río!
¡Oh secreto seguro deleitoso!
roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.                 25
 
  Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de quien la sangre ensalza o el dinero.          30
 
  Despiértenme las aves
con su cantar süave no aprendido,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
quien al ajeno abritrio está atenido.            35
 
  Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.               40
 
  Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto.         45
 
  Y como codiciosa
de ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.              50
 
  Y luego sosegada
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.            55
 
  El aire el huerto orea,
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso ruïdo,
que del oro y del cetro pone olvido.             60
 
  Ténganse su tesoro
los que de un flaco leño se confían:
no es mío ver al lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.            65
 
  La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna; al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.                    70
 
  A mí una pobrecilla
mesa, de amable paz bien abastada
me baste, y la vajilla
de fino oro labrada,
sea de quien la mar no teme airada.              75
 
  Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando
en sed insacïable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.            80
 
  A la sombra tendido
de yedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.                  85
Fray Luis de León.


 A continuación va a comentarse el presente texto siguiendo tanto los modelos de Díez Borque y Lázaro Carreter como la Teoría de las Funciones de la Lengua. En primer lugar se indicará la tipología textual para pasar después a tratar el punto de vista de la voz. Tras esto, se realizará el resumen y se indicará el tema, pasando al análisis de la estructura, tanto externa como interna. Después nos centraremos en el comentario de los niveles de la lengua, terminando con la localización y conclusión.

Si comenzamos con la tipología textual, temáticamente nos encontramos ante un texto literario, pues se pretende embellecer el mensaje mediante el empleo de extrañadotes (recursos retóricos, ritmo y verso). Puede afirmarse que es lírico, porque aparece un  yo lírico que expresa sentimientos y pensamientos (la idea de tranquilidad de espíritu que se alcanza en la soledad y en el retiro contra los bienes engañosos de este mundo caótico). La alabanza a la vida retirada hace que se considere esta composición una oda como subgénero. Según la forma elocutiva, nos hallamos ante un texto descriptivo y argumentativo. Argumentativo en tanto en cuanto el yo lírico quiere convencer al lector de lo positivo que es la soledad y el alejarse de los vicios del mundo. Esto lo justifica mediante la descripción de la vida retirada (positivamente) y el menosprecio de la corte (negativamente). Por la intención, el poema es persuasivo (procura convencer de lo positivo que es alejarse de los vicios de la corte, respecto a la soledad del campo) y estética.

En cuanto al punto de vista de la voz, el yo lírico presenta su propia opinión con tono vehemente, intentando influir en el lector mediante la selección de términos positivos y negativos (descansada vidasoberbios grandes, respectivamente). Por otro lado, argumenta poniéndose como ejemplo (huyo de aqueste mar tempestuoso).

De manera que podemos resumir el argumento del poema del siguiente modo: el yo lírico presenta una alabanza de la VIDA RETIRADA tras el desprendimiento de los bienes (engañosos) de este mundo: poder, riqueza, fama, alabanzas halagadoras. Ensalza como verdadera sabiduría el alejamiento a la naturaleza oponiéndose a la ciudad.

Por tanto, el tema central del texto es la BÚSQUEDA DE LA SOLEDAD y del retiro tras la RENUNCIA DE LOS VALORES MUNDANOS. El motivo no es nuevo, puesto que en su tratamiento confluyen dos tópicos arraigados en la tradición literaria: uno es el beatus ille, del poeta latino Horacio, autor de una oda que exalta la EDAD DE ORO y el refugio en el campo para huir de las intrigas y ambiciones mundanas; otro es el MENOSPRECIO DEL MUNDO (comtemptu mundi), de gran difusión en la Edad Media.

Respecto a la estructura, existen dos tipos: externa e interna.  En cuanto a la externa, el poema está compuesto por diecisiete liras –estrofa introducida por Garcilaso de la Vega en el primer Renacimiento-, formadas por endecasílabos y heptasílabos (7a 11B 7a 7b 11B) que representan la lucha entre pasión y contención tan característica de Fray Luis de León.

Si pasamos a la estructura interna, el poema se divide en dos partes: deseo de la vida retirada opuesta a la ciudad (hasta la estrofa ocho, incluida) y la descripción del huerto (desde la nueve al final). Cada una de las partes se subdividen.
La primera se estructura, a su vez, en dos: la presentación (estrofa uno) y el menosprecio del mundo. La estrofa inicial, que constituye el núcleo significativo, establece, en tono vehemente, una oposición entre dos términos: mundanal ruïdo, es decir, la cárcel terrenal, donde imperan los vicios y bienes falsos que, como espejismos, deslumbran al ser humano y lo apartan de la felicidad; el otro es escondida senda, que representa el vivir austero y solitario en contacto con una naturaleza que proporciona sosiego a los espíritus ajetreados por las convulsiones y disputas del mundo. Esta escondida senda nos depara tranquilidad (descansada vida) y es señal de sensatez, puesto que hombres sabios han escogido este camino.

En el resto de las estrofas de la primera parte se desarrolla el tópico del menosprecio del mundo. El hombre prudente que sigue el ejemplo de los pocos sabios que en este mundo han sido, además de buscar la soledad del campo, perciben el escaso valor de las cosas tras las que andamos y corremos, como indicaba Jorge Manrique; es decir, de los bienes engañosos que perturban nuestro camino. Esos bienes engañosos son el poder (vv 6 -7), la riqueza (vv 8 -10), la fama (vv 11-12) y la adulación (vv 13-15).

Respecto a la segunda parte, primero se hace una descripción (9 -12) para pasar a contrastar la paz de la naturaleza y los vicios de la ciudad (13-17).

Para finalizar este apartado, el poema parece tener una estructura circular, pues la primera y última estrofas se vinculan por la evidente tranquilidad.

En cuanto a los niveles de la lengua, comenzaremos con el fónico. Principalmente destaca el ritmo relacionado con el uso del verso. De manera que vamos a analizarlo. Ya se ha mencionado antes que el poema constituye una oda organizada en  diecisiete LIRAS (estrofa renacentista) de versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante (7a, 11B, 7a, 7b, 11B). todos los versos son llanos, por lo que no ha sido necesario sumar o restar sílabas para el cómputo. Sin embargo, destacan dos licencias métricas: la sinalefa (huye el) y la diéresis. Nos vamos a centrar en ésta, pues la otra suele aparecer. Es preciso destacar dicha licencia en la palabra ruïdo (segundo verso)la diéresis consiste en pronunciar peroradas las dos vocales que forman diptingo, dando lugar a dos sílabas diferentes. De esta manera, la palabras ruïdo, que es bisílaba, pasa a tener tres sílabas métricas, para mantener y respetar la estructura métrica de la composición.

También dentro de este nivel hemos de fijarnos en el acento estrófico, que en la composición cae en sílaba par, por lo que el poema se construye con versos yámbicos. Destacan, además, los versos rítmicos (el resto de los acentos del verso coinciden con el estrófico; todos son pares, en este caso), relacionados con la sensación de serenidad y tranquilidad que otorga la soledad del yo lírico.

No ha de olvidarse la entonación, que es enunciativa principalmente en la descripción. Sin embargo, han de tenerse en cuenta las exclamaciones (vehemencia de la primera estrofa) y las interrogaciones.

Respecto a las pausas versales, destaca un encabalgamiento abrupto en la estrofa diciséis (miserable-/mente), produciendo una sensación de desasosiego en relación con los castigos del infierno.

Para terminar en este nivel, llama la atención un recurso retórico: la aliteración de la s, vinculada con el silencio y la tranquilidad que transmite la primera estrofa.

Respecto al nivel morfosintáctico, se percibe la abundancia de palabras vinculadas con el SN, pues se relaciona con la descripción. Destacan los sustantivos concretos, dando a entender que pretende ser objetivo en sus afirmaciones. Sin embargo, estos sustantivos van acompañados por adjetivos con gran carga valorativa (descansada vidalengua linsonjera). Incluso se sustantivan adjetivos, cobrando mayos importancia, ya sean con valoración positiva (los pocos sabios) o negativa (los soberbios grandes). Aparecen adjetivos explicativos (verdad sincerabella flor) y en posición antepuesta, indicando subjetividad.

Por otro lado, se emplea la impersonalidad (a la del que huye) junto a la primera persona (mi, soy, quiero, me) relacionada con el yo lírico.

En cuanto a los verbos, ya se ha mencionado que se emplean tanto en tercera como en primera persona. Aparecen en tiempo presente, que actualiza la acción y provoca intimidad con el lector. Destacan la perífrasis de reiteración (ando desalentado) y la ruptura de algunas de desarrollo (soy del vano dedo señalado). La posición del verbo es latinizante, pues se coloca al final, dando a las oraciones (compuestas) una pincelada culta.

Respecto a los recursos retóricos de este nivel, destacan el hipérbaton en los cambios de orden sintáctico (si soy del vano dedo señalado), la mayoría relacionados con el caos del mundo; repeticiones de quiero, que aparece en hipérbaton (vivir quiero conmigo/ gozar quiero del bien que debo al cielo) para tematizar las palabras importantes vivir y gozar, que aparecen vinculadas con la soledad y la unión con Dios, respectivamente;  el epíteto en verdad sincera para enfatizar; enumeraciones gradadas y asíndeton (¡Oh monte, o fuente, oh río, sigue el orden del nacimiento del río, pero no indica su muerte, pues lo está viendo desde el prisma positivo); paralelismo (el paso (…)/ el suelo (…)); anáfora de y al inicio de las liras diez y once, pues el tema  es el río.

Si pasamos al comentario del nivel léxico – semántico, resulta el más importante en este poema por la relevancia del campo semántico. Antes de esto puede afirmarse que el poeta emplea un estilo culto paro natural, lejos de la artificiosa retórica de la poesía cortesana.

Hemos advertido que el empleo de los campos semánticos cobran gran importancia en este texto, pues se vincula con ambos temas: la soledad y la serenidad que produce la naturaleza frente al menosprecio de la ciudad, positivo y negativo, respectivamente. Relacionados con el campo semántico positivo vinculado al campo tenemos palabras como descansada, escondida senda, pocos sabios, monte, día puro, soledad, pobrecilla mesa o hiedra; con el negativo de la ciudad: mundanal ruïdo, soberbios grandes, dorado techo, lengua linsonjera, ceño severo, sangre ensalzada o el dinero, oro, cetro o abrasado.

En cuanto a los recursos retóricos de este nivel, aparecen exclamaciones retóricas como en la primera estrofa, donde vehementemente se indica el tema general del poema. También destaca la interrogación retórica de la cuarta estrofa. Con ella Fray Luis pretende justificar su desprecio por la vanidad del mundo. La cuestión que plantea es: ¿merece la pena buscar con afán desmedido la gloria? Y, para provocar la respuesta negativa, aduce tres razones: la fama, que queda identificada con el viento en una metáfora pura, es un bien efímero que se nos escapa de las manos, que se desvanece; este bien no tiene valor si es reconocido por la gente vana o superficial; el precio que el hombre paga por ella es el desaliento, la infelicidad.

Además encontramos  apóstrofe en el primer verso de la quinta estrofa, relacionada con lo positivo de la naturaleza.

Existe presencia de numerosas antítesis relacionadas con la oposición de la soledad y serenidad de la naturaleza y el menosprecio de la corte (se confíanporfían).

Aparecen metáforas como la anteriormente señalada. También puede ponerse como ejemplo mar tempestuoso, metáfora pura del caos de la ciudad.

Se puede destacar una personificación en la estrofa once que aparece en hipérbaton (sosegada (…) verdura).

No han de olvidarse las metonimias como oro y cetros referidos a riqueza y poder. O plectro como parte que produce la música en un instrumento de cuerda, música y armonía que da tranquilidad al alma del yo lírico.

Esta composición es una de las más conocidas de Fray Luis de León: Oda a la vida retirada. En ella expresa uno de sus mayores anhelos: la paz espiritual. Para alcanzarla, el hombre debe iniciar un recorrido purificador a través de la práctica de la virtud, el contacto con la naturaleza, la búsqueda de la verdad o la percepción de la música.

Cronológicamente pertenece al segundo Renacimiento (segunda mitad del XVI), época en la que las ideas renacentistas se cristianizan y las formas expresivas se depuran para lograr el equilibrio, la mesura y la armonía. Pero también es una época de intolerancia, crisis y guerras como consecuencia de la Contrarreforma.

En conclusión, Fray Luis aborda uno de los temas que le obsesionan. Su ansia de trascendencia lo impulsa a alejarse del mundo, a buscar la vida retirada, el sosiego que purifica y acerca a la contemplación de lo Absoluto (el Bien, la Bellezala Bondadla Armonía). Todo esto lo hace empleando elementos característicos del Renacimiento, como la lira, en un texto que se presenta como un todo en el que se vinculan el fondo y la forma.



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8 comentarios:

  1. Hay textos que consiguen trascender su tiempo y estar de rabiosa actualidad por toda la eternidad. Este es uno de ellos.

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  2. Un comentario de texto genial, enhorabuena.

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  3. Inigualable Fray Luis de León. Una obra maestra

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  4. Imperecederas palabras. Una obra maestra!

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  5. disculpa quiero saber que significa vivir quiero conmigo

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    1. En ese verso se refiere a la vida solitaria, alejado de la corte y de sus intrigas. "Vivir quiero conmigo [...] a solas"

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  6. me ha encantado; tanto a nivgel del peoma como el de la página; no la conocia pero está todo demasiado bien explicado y el detalle de la música: un puntazo!

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.