Una vez hubo surgido el mundo y
los primeros dioses, cada uno de ellos se hizo cargo de una tarea con el fin de
mantener la creación. Pero esas labores resultaban duras. De modo que las divinidades
comenzaron a quejarse. ¡El trabajo no era para los dioses!
Cierto día, Nammu, la madre de
Enki, despertó y salió del Apsu. Reveló
a su hijo el plan de crear a los seres humanos. Los modeló con arcilla del Apsu
y otra diosa, Ninmah, obligó a los nuevos seres al duro trabajo. Según este
relato los seres humanos surgimos como esclavos de los dioses.
Hicieron una fiesta celebrando la
idea de Nammu. La cerveza corrió por doquier. Enki y Ninmah no pararon de beber.
La borrachera los hizo competir: uno creaba seres y otro les señalaba su tarea.
La diosa modela a seis seres con defectos, tres de ellos en los genitales. Por ello
Enki los nombra sacerdotes. En su turno, Enki crea una criatura incapaz de
sostenerse por sí mismo (¿un niño?). Enfadada, Ninmah castiga a Enki encerrándolo
en el Apsu. Mientras, el ser queda en los brazos de la diosa.
Hay una serie de televisión en el canal Historia llamada Alienígenas, según la cual muchos de dioses que veneran las diferentes culturas no son más que extraterrestres adelantados tecnológicamente. Según ese supuesto, no es descabellado pensar en la esclavitud humana, algo que tanta tinta ha hecho correr, y celuloide.
ResponderEliminar