Se decía que si el hombre tomaba caldo de algarrobas y zumo de limón tres noche seguidas podía deshacerse de la esterilidad.
Si era la mujer la que no podía quedarse embarazada -que era lo que solía considerarse-, debía tomar infusión de mandrágora tres veces del día hasta que quedara encinta. Pero si esto no funcionaba, quedaba otra opción: se hacía que su cuerpo cogiera mucho calor envolviéndola en una manta de lana. Justo después se tomaba una tisana de raíces de fresa y hayuco y flores de azahar.
Ya he mencionado en alguna ocasión la diferencia existente en medicina en la Edad Media entre el progreso del mundo árabe al respecto con el occidental europeo. Me gustaría recabar información sobre alguna de estas curiosidades, y saber qué opinaban las eminencias de los árabes al respecto, para comparar remedios.
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