El viernes
pasado (19 de julio), se cumplieron doscientos diez años del nacimiento de Ramón Mesoneros
Romano.
Lo conocemos
todos como uno de los autores más relevantes del Romanticismo español. Movimiento
estético que se desarrolló tarde en España por la persecución y fusilamiento
que Fernando VII (sí, ese rey psicópata al que el país había guardado la
corona) hizo a los liberales, que eran el motor del Romanticismo.
Muchos de
esos liberales murieron asesinados, lo que dio lugar a dos reacciones: la
marcha a otros países o el silencio.
Mesoneros Romanos
es de los últimos. Gracias a la ayuda de sus amigos y a su actitud precavida –no entrando en política
en la época absolutista- puede salvarse
de la muerte y del destierro.
Fue el
Trienio Liberal –junto a sus lecturas de Moratín y la participación en las
tertulias- lo que lo llevó ya entonces a escribir algunos cuadros costumbristas.
Será uno de sus amigos, el periodista José María Carnerero, quien lo conduzca
hacia los medios de comunicación más relevantes del momento.
Tras la
muerte del rey y durante la regencia de María Cristina, los cambios urbanísticos
de Madrid lo condujeron a otros lugares de Europa para contemplar las urbes. Lo
que daría lugar a su Proyecto de mejoras generales de Madrid cuando fue elegido
concejal en la capital. (1846).
Su fama se
origina con sus artículos sobre Madrid, que ya comienza a escribir en los
veinte pero fue con Manual de Madrid con el que se consagró (1831). Eso lo
motivó para participar en prensa con el seudónimo de “el curioso parlante”. Sus
textos aparecerán en las revistas: Panorama
matritense (1835) y Escenas
matritenses (1842).
Además te artículos
costumbristas –terminaría con Memorias de un setentón-, escribió obras cómicas:
La señora de protección (1828) y Marido joven y mujer vieja (1829). Mas, sin
lugar a dudas, su mejores escritos son, precisamente, los artículos
costumbristas. Veamos las características de éstos: presentan un sentido del
humor amable para describir los cambios que sufre la sociedad y para criticar
los nuevos valores morales; siempre evita la referencia a circunstancias políticas
concretas. Como puede apreciarse, ambas características son contrarias a los
artículos de Larra.
Temáticamente,
sus artículos se dividen en: de ambiente popular (la romería de San Isidro y El
martes de carnaval), sobre modas literarias (costumbres literarias y ElRomanticismo y los románticos), sobre actividades y costumbres de los burgueses
(La bolsa y La exposición de pintura).
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Prefiero a Larra, que se moja más, pero no puedo evitar pensar en lo diferente que eran aquellos tiempos, en los que hombres de letras ocupaban puestos relevantes en nuestra política, y hasta se le daba su nombre a las calles, en lugar de Belenes Esteban.
ResponderEliminarYo también prefiero a Larra -como he reivindicado con la cita- que a Mesoneros. De hecho me huela mal que hayan quitado a Larra (que , además, tiene más calidad estética y no sólo moral)de la programación de Madrid a favor de Mesoneros. Los malos políticos no quieren que el pueblo piense, por lo que eliminan a los que podrían ayudarlos.
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