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in lugar a dudas, es
importante desarrollar la mente de los hijos. No obstante el regalo más valioso
que se les puede dar, es desarrollarles la conciencia.
John Gay
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Un compañero mío, del primer año que di clase, les decía a los chicos cuando les regañaba que dejaban el nombre de sus padres a la altura del betún, porque cada vez que salían a la calle ponían en práctica lo aprendido en casa. Es verdad que se trataba de una técnica para hacerles reaccionar (les impresionaba mucho, es cierto), pero reflexionando un poco me doy cuenta de que encierra una gran verdad. Excepciones hay en todos lados, y nadie está libre de que le toque en suerte un hijo ingobernable, pero en el 99% de los casos, el árbol se tuerce si no se trabajó convenientemente en su crecimiento para que se enderezara.
ResponderEliminar¡Yo también hago eso!
EliminarTengo el convencimiento -cada año es una prueba- de que el comportamiento del hijo es consecuencia de lo bien que han trabajado los padres. Sólo hay pocos casos en los que se pueda exculpar: cuando el niño tiene problemas del estilo psicopatía. En el resto, esas quejas de una mala adolescencia se deben, en todos los casos, a un mal hacer -por nimio que parezca, a nosotros como padres en la infancia de nuestro hijo.