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uando la
necesidad nos arranca palabras sinceras, cae la máscara y aparece el hombre.
Lucrecio
El blog cultural (literatura, sociedad, aniversarios, curiosidades)de una docente que busca el ciudadano inteligente y cívico que no pueda ser manipulado ni engañado. Formemos ciudadanos de bien (ideal del XVIII).
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La verdadera sinceridad, la que merece la pena, es la que se produce como efecto de una madurez como persona, que brota de la esencia de la misma. Sólo así será auténtica, pues se efectuará en todas las circunstancias, y no sólo cuando no quede más remedio.
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