En otra ocasión nos hemos
referido a los mitos de los orígenes según los habitantes de Sumatra y los de
Borneo (kayak, iban y dusun).
Los balineses relatan que en el
inicio de los tiempos no existía ni el cielo ni tierra. Pero, la Serpiente del Mundo
meditó, creando la Tortuga
del Mundo, Bedawang. Sobre ella había dos serpientes enroscadas y la Piedra Negra que tapa la cueva
que conduce al inframundo, regido por el dios Batara Kala y la Diosa Setesuyara. Es además el
hogar de la serpiente Basuki.
Kala creó la luz y la Madre Tierra , sobre la que se
extendía una masa de agua. Enciema de ésta existían varias bóvedas o cielos. Sobre
el intermedio se encuentra el cielo flotante, hogar del dios del amor, Semara. Encima
se halla el cielo azul oscuro, donde se alojan el sol y la luna. Sobre él,
existe el cielo, hermoso y perfumado por exóticas flores. Allí viven Tjak (ave
con rostro humano), Taksak (serpiente con patas y alas) y las estrellas fugaces
(las serpientes awain).
Por encima se dice que se
encuentra el cielo de los antepasados. Arriba se sitúa la morada de los dioses,
donde Tintiya custodia.
Los dioses crearon Bali en un
paraje desolado y plano. Sin embargo, cuando Java cayó, las divinidades trasladaron
Bali y la rodearon con altas montañas. En el centro colocaron el volcán Gunung
Agung (“Gran Montaña”) o “Montaña cósmica” e incluso “Ombligo del mundo”.
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