Luces que decoran el centro de la ciudad, los abetos, la preparación de los encuentros familiares, las ganas de las inminentes vacaciones, los regalos, el turrón, los polvorones... Las Navidades están a vuelta de la esquina, pero olvidamos que hace frío, mucho frío y que no todos tienen la misma suerte que nosotros, que nos arrebujamos en el abrigo y la bufanda durante unos instantes para que, luego, nos golpee una bofetada de calor al entrar en casa, nos apalanquemos en el sofá -tras un tentempié, claro- y nos cubramos con una mantita. Que nos quejemos de cuánto hemos comido y que las sobras del pavo nos duran varios días.
¿Qué pasa con todos aquellos seres humanos que no pueden cobijarse del frío, que no tienen para comer, ni familia a la que acudir?
La única respuesta es la solidaridad y el Café Comercial de Madrid -refugio de poesía- es ejemplar en ello. Os dejo este vídeo para que veáis da qué me refiero.
CAFÉ PENDIENTES from J.TALTAVULL on Vimeo.
El mundo sería más amable si la empatía y la solidaridad fueran nuestra ley.
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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.