Nacido en Santiago de Chile, en el seno de una familia acomodada, pudo viajar por Europa. En París entró en contacto con los movimientos de vanguardia, con Apollinare y Bretón, especialmente. Colaboró en la revista Nord -Sud.
Vicente Huidobro. |
Con él surgió uno de los movimientos vanguardistas, aunque se lo disputó con Paul Reveroy: el Creaccionismo. Huidobro consideraba que el poeta no copia, sino que crea un mundo. Además, mezclaba el francés y el español para romper la lengua. Se debe a que vive en un momento convulso y caótico. Como otras vanguardias, el Creacionismo reacciona contra esto, pero lo hace creando su propio mundo, incluyendo el idioma. El poeta ya no es un vidente, sino que sube un escalón, a la de un dios creador. Para ese nuevo mundo necesita una nueva lengua
Su poema más representativo es Altazor (1931), compuesto por siete cantos que se estructuran en tres partes: el I canto es el más largo y gira en torno a una pregunta metafísica; el II es una oda a la mujer; del III al VII presenta la intención de destruir la lengua. En la obra no existe ni el tiempo ni el espacio y, a pesar de destruir la lengua para crear otra, la conclusión es que ni una ni otra sirven para comunicar.
Con la aparición del Creaccionismo (en 1914 con Non serviam, pero bautizado así en 1916) se afianza la independencia de Hispanoamérica respecto a Europa. Estaba influido por el Futurismo, Dadaismo y el cubismo.
Sus obras en verso son: Horizonte cuadrado, Ecuatorial, Poemas árticos, Torre Eiffel, Altazor, El ciudadano del olvido.
Escribió también novelas (Papá o el diario de Alicia Mir, La próxima, Sátiro o el poder de las palabras) y ensayos (Vientos contrarios).
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