Un
día que el príncipe Iván iba cabalgando por el bosque se topó con los cadáveres
del ejército del ogro Huesos Viejos el inmortal. Había sido derrotado por Marya
Morevna.
Iván
continuó su camino. Entonces se encontró con la reina Marya Morevna, de la que
se enamoró.
Una
vez casados, ella debía volver a la guerra, pero, antes de hacerlo aconsejó a
su marido que nunca entrara en una habitación que permanecía cerrada en su
palacio.
Sin embargo,
cuando ella se marchó, la curiosidad dirigió los pasos de Iván hacia ese
cuarto. Al abrir la puerta, encontró a un anciano encadenado e introducido en
un recipiente sobre el fuego. Apiadado, Iván le dio agua para que bebiera. De
pronto, el anciano recuperó todas sus fuerzas, destruyó las cadenas y volvió a
ser el poderoso Huesos Viejos. Se hizo con el príncipe y lo llevó a su propio
castillo.
Un
emisario dio la noticia a Marya Morevna, que dirigió su montura a fin de
rescatar a su marido. Tan centrada iba en salvar a su amado, que no percibió
que entraba en una emboscada organizada por los seguidores de Huesos Viejos.
Cuando se dio cuenta, ya resultaba demasiado tarde y no tuvieron piedad con
ella. La descuartizaron.
Mas,
cuando parecía que todo estaba perdido, los cuñados de Iván (un halcón, un
águila y un cuervo) marcharon en busca
de Marya Morevna. Mojaron los pedazos de la mujer con agua de vida y la reina volvió
a la vida.
Se
dio cuenta de que para salvar a su marido necesitaba un corcel más rápido que el
de Huesos Viejos. Tenía que conseguir el de la bruja Baba Yaga. Para ello debía
cruzar un río de fuego. Sabía el secreto: ondear tres veces una prenda mágica. Así
lo hizo.
Una
vez en la choza de la siniestra anciana, Marya Morevna pidió el caballo. La bruja
sólo se lo daría si pastoreaba durante tres días a sus corceles y tenía éxito. Si
no era así, pondría su cabeza en una pica para formar parte de la cerca de
calaveras.
A
pesar de las condiciones, la reina consiguió pastorear. La bruja le dio,
entonces, a elegir entre los caballos, pensando que la mujer caería en la
trampa y seleccionaría uno de los de mejor presencia. Sin embargo, Marya
Morevna, aconsejada por la abeja reina, pidió un caballo sarnoso que se
rebozaba en el barro. La bruja había ocultado que ese caballo podría dar la
vuelta al mundo en un día, tal era su velocidad. ¡Con éste sí que alcanzaría a
Huesos Viejos!
La
reina, con ayuda del pañuelo mágico, volvió a cruzar el río de fuego. Sin
embargo, la indignada Baba Yaga la persiguió y cayó en él. Con lo que la bruja
murió abrasada.
Pero
Marya Morevna ya estaba muy lejos para enterarse de la suerte de la anciana. Sobre
el corcel de fuego –que era el verdadero aspecto del caballo sarnoso- había
llegado al palacio de Huesos Viejos, rescatado a su marido y huido.
El ogro
los perseguía cuando su corcel se encabritó y lanzó al jinete contra el suelo. Fue
tan duro el golpe que Huesos Viejos se rompió la cabeza.
Sin fiarse,
y aprovechando el momento, Marya Morevna lo remató con su espada. Después quemó
el cadáver y esparció las cenizas con el fin de evitar que volviera a la vida.
Una
vez hecho todo esto, regresó al palacio con su marido y celebraron un gran
banquete al que invitaron a todo el mundo.
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