Ya
relatamos en otra ocasión cómo se creó el mundo según la mitología china y las
consecuencias de un cataclismo. Recordemos que, entonces, las aguas de todos
los ríos iban a parar al este, al gran mar. Cuando los seres humanos lo
descubrieron, temieron que se llenara y volviera a suceder otro desastre. Pero las
aguas se dirigían hacia un golfo ancho y profundo que nunca se inundaría. Allí hubo
cinco enormes islas con una montaña en el centro. Eran las islas del Paraíso, habitadas
sólo por dioses y seres extraordinarios. Sus hogares, de oro y jade, estaban
rodeados por hermosas aves blancas o de vivos colores y árboles con perlas y
deliciosas frutas que dispensaban la inmortalidad a aquellos que las comieran.
Los
habitantes eran felices. No tenían ninguna preocupación…Sólo les inquietaba que
esas islas eran flotantes, vagaban por el océano. Cansados de ello, fueron a
suplicar a Tiandi, dios del cielo, que fijara las islas. Pero el golfo no tenia
fondo, por lo que el dios no podía hacer nada. Se le ocurrió, entonces, colocar
las islas sobre cinco gigantescas tortugas. Éstas avanzaban tan lentamente que
los habitantes no percibían ningún movimiento.
Mas,
un día, un gigante, que era bastante tonto, se sentó al borde de la tierra,
lanzó el sedal de su caña a gran distancia y esperó pescar algo. Pronto, algo
mostró resistencia. El gigante tiró y tiró con gran fuerza. En el extremo vio a
dos monumentales tortugas bocarriba. El gigante se alegró imaginando el festín
que se daría, pero, en realidad, había provocado una catástrofe. Al volcar las
tortugas, la isla se sumergió en el agua y se destruyeron los hogares.
Así que
los inmortales volvieron a dirigirse al dios del cielo para quejarse. Éste comprendió
que los gigantes resultaban ser un grave problema, volverían a pescar hasta,
inconscientemente, terminar con el resto de islas. Sólo había una solución:
hacer que los gigantes fueran mucho más pequeños.
Y así
se hizo. Desde entonces y hasta ahora, las otras tres islas están a salvo,
moviéndose lentamente para ser el hogar de los inmortales y seres humanos
extraordinarios libres de la agitación del mundo. Son las islas de los
Bienaventurados.
Si te gusta la entrada, suscríbete a El ballet de las palabras: el blog cultural. by Email
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.