Hoy vamos a dirigirnos a la India a fin de recuperar uno de sus relatos mitológicos. Espero que lo disfrutéis.
En
los bosques cercanos a Bundelkhand, habitaba una familia cuyo padre se
dedicaba, especialmente, a robar a los viajeros, sin importar la condición de
éstos. En una ocasión, divisó a siete santos y los hizo parar con la intención
de que le dieran unas riquezas materiales que no poseían. Uno de los santos le
preguntó si su familia estaba dispuesta a asumir el castigo consecuente a esa
actitud. El ladrón respondió, seguro, que lo aceptarían. Sin embargo, el santo
lo convidó a comprobarlo. El ladrón volvió una vez había preguntado a su
familia, pero ésta no quería saber nada de castigos, de modo que el hombre
quiso redimir sus pecados. El santo le indicó que repitiera MA-RA hasta que
ellos volvieran.
De rodillas,
el hombre recitó, una y otra vez, esas sílabas sin percatarse de que realmente
estaba pronunciando el nombre de Rama.
Valmiki |
Pasaron
los años, pero seguía sin moverse. Tal era su quietud que las hormigas
comenzaron a construir un hormiguero a su alrededor. Continuaron sucediéndose
los años, mas él ni se inmutó hasta que un día los siete santos decidieron
volver. Al acercarse al hormiguero, éste se desintegró y encontraron al antiguo
ladrón con una larga barba y una gran fuerza espiritual. Tras el
arrepentimiento, había renacido en ese hormiguero, por eso los santos lo
llamaron Valmiki (hormiguero en sánscrito).
Desde
ese momento, su poder espiritual atraía las visitas de gentes de todas partes. Un
día, decidió viajar al río Tamasa. En el camino observó dos palomas que se
arrullaban y comentó la inocencia del amor animal. Estaba hablando cuando una
flecha atravesó el corazón de una de las palomas. Valmiki maldijo al cazador
que hubiera hecho tal. Se dio cuenta de que sus palabras poseían cierto ritmo. Parece
ser que fue el creador de la primera estrofa poética. Como fue el dolor quien
la había producido, este tipo de composición se denominó shloka (dolor).
Valmiki escribiendo Ramayana |
Y ese
mismo día, el mismo Brahma visito a Valmiki. Le indicó que todo lo que le había
sucedió él lo había decidido. Le ordenó que escribiera un poema sobre la vida
de Rama. El texto perduraría.
El santo
intentó explicar que él no sabía nada de Rama, pero, como le había asegurado el
dios, entró en trance y ante sus ojos pudo ver todos los lugares y hechos que
empleó para relatar la gran epopeya Ramayana. De ella se dice que tiene el poder de liberar
de sus pecados a todo el que la lea con respeto.
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