Parece que caminamos dormidos o que seguimos nuestras rutinas como zombies (ahora que están tan de moda). Nadie diría que numerosas familias no llegan a fin de mes; que hay gran cantidad de niños con problemas de desnutrición; que los cerebros se marchan a otros países; que se reducen los recursos de Sanidad, Educación y servicios sociales; que el IVA sube; que los sueldos bajan (perdón, se congelan); que las pensiones -ya en sí ridículas y que mantienen familias enteras- disminuyen; que cada día más ciudadanos van a sellar el paro; que se desahucia a la gente mientras los corruptos se salen con la suya...
Pero no hacemos nada. Parece que no va con nosotros, aunque sea nuestro hijo quien no coma, el que no tenga acceso a la Sanidad, ni a la Educación, ni a una casa.
Sin embargo, hay gente que lucha para despertar nuestra conciencia, para evitar la abulia a la que hemos permitido que nos metan. Uno de ellos es Jorge Arzuaga, que comenzó una huelga de hambre a mediados de octubre. ¿Qué hemos hecho nosotros? Comportarnos como zombies.
No nos hemos unido a su causa -que realmente es la nuestra- y la consecuencia es que hasta los más luchadores se cansan de guerrear solos. No esperemos que otros recuperen nuestros derechos y dignidad. Ni -lo que es peor- que las cosas se arreglen solas. La única solución es que, de una vez, nos demos cuenta de que todos somos uno. Si uno es perjudicado, lo somos todos. Basta ya de abulia, miedo, inconsciencia, irresponsabilidad; en una palabra, de egoísmo imbécil. Empleemos nuestra inteligencia social. Seamos cívicos.
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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.