lunes, 3 de septiembre de 2012

LA POESÍA HUMANA DE CÉSAR VALLEJO




Este año se cumple tanto el aniversario del nacimiento de César Vallejo, como el de una de sus obras (Trilce).

Cesar Vallejo (1892 – 1938) es un autor peruano considerado por algunos críticos estrechamente relacionado con el ultraísmo; sin embargo, este poeta huye de los juegos verbales y de las relaciones sin sentido. De cualquier forma, el contenido de sus versos se aleja de la sencillez. De hecho, aunque el léxico es cotidiano, su poesía es bastante hermética. De todos modos, hemos de tener presente que sufre una evolución. Suelen distinguirse, por tanto, tres etapas: una primera con Heraldos Negros (1918) y Trilce (1922); una segunda con Poemas Humanos; una tercera con España aparta de mí ese cáliz (1939).

La primera etapa es la de juventud en Trujillo y el tiempo en la cárcel (lo encarcelaron por error, pero esta experiencia lo condicionó durante toda su vida). Escribe sus primeros poemas en prosa, muy relacionados con las greguerías pero que transmiten angustia y la soledad interior del hombre. Además es momento de creación de microrrelatos, que influirán en el posterior “Boom” hispanoamericano. En definitiva, puede decirse que su marxismo hace que los textos se alejen de la experimentación verbal para acercarse a la sociedad.
Heraldos Negros (1918) presenta ecos simbolistas y bases modernistas en la idea del poeta como elegido. Además busca lo nativo, porque no hemos de olvidar que era mestizo. La obra gira en torno a unos temas constantes, a saber: elementos pesimistas (dolor y perplejidad); el hombre como víctima de una fuerza superior, produciendo agobio; elementos modernistas: poeta demiurgo y el erotismo; búsqueda de la existencia de Dios; recuerdos de la infancia. De tal manera que, a pesar del hermetismo, el contenido de sus versos es humano. No hay innovaciones formales. De hecho emplea métrica conocida (decasílabos-diez sílabas-  y alejandrinos –catorce-) y rima asonante (sólo riman las vocales).
Respecto a Trilce (1922), con este poemario comienza la renovación, ya que los setenta y siete poemas rompen la lógica del lenguaje para provocar angustia. Aparece el tema de la muerte pero también la infancia, relacionada con el Paraíso Perdido.

La segunda etapa viene presidida por Poemas Humanos, doce poemas en prosa que continúan centrándose en el tema de la muerte y donde se pregunta por qué escribe si el mundo se derrumba. Además, podemos añadir que se basa en el psicoanálisis, empleando el símbolo del laberinto para representar lo intrincado de la mente.
Por último, en 1939 aparece España, aparta de mí ese cáliz, poemario (quince textos) más relacionado con la realidad: el dolor por la Guerra Civil que da lugar a dos de sus temas constantes: la muerte y el dolor. En él aparecen connotaciones religiosas. A pesar del caos que vive la realidad del momento, sus ideas republicanas le hacen creer que todo tiene solución con la SOLIDARIDAD, lo que lo vincula con autores como Neruda o Vicente Aleixandre.

Espergesia


Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.



Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.



Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.



Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.



Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros. 
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.



Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.



Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.



Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.





Voluntario de España, miliciano
de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón,
cuando marcha a matar con su agonía
mundial, no sé verdaderamente
qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo,
lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo
a mi pecho que acabe, al que bien, que venga,
y quiero desgraciarme;
descúbrome la frente impersonal hasta tocar
el vaso de la sangre, me detengo,
detienen mi tamaño esas famosas caídas de arquitecto
con las que se honra el animal que me honra;
refluyen mis instintos a sus sogas,
humea ante mi tumba la alegría
y, otra vez, sin saber qué hacer, sin nada, déjame,
desde mi piedra en blanco, déjame,
solo,
cuadrumano, más acá, mucho más lejos,
al no caber entre mis manos tu largo rato extático,
quiebro con tu rapidez de doble filo
mi pequeñez en traje de grandeza!

Un día diurno, claro, atento, fértil
¡oh bienio, el de los lóbregos semestres suplicantes,
por el que iba la pólvora mordiéndose los codos!
¡oh dura pena y más duros pedernales!
!oh frenos los tascados por el pueblo!
Un día prendió el pueblo su fósforo cautivo, oró de cólera
y soberanamente pleno, circular,
cerró su natalicio con manos electivas;
arrastraban candado ya los déspotas
y en el candado, sus bacterias muertas...

¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidas
de dolores con rejas de esperanzas,
de dolores de pueblos con esperanzas de hombres!
¡Muerte y pasión de paz, las populares!

¡Muerte y pasión guerreras entre olivos, entendámonos!
Tal en tu aliento cambian de agujas atmosféricas los vientos
y de llave las tumbas en tu pecho,
tu frontal elevándose a primera potencia de martirio.

El mundo exclama: "¡Cosas de españoles!" Y es verdad.
Consideremos,
durante una balanza, a quemarropa,
a Calderón, dormido sobre la cola de un anfibio muerto
o a Cervantes, diciendo: "Mi reino es de este mundo, pero
también del otro": ¡punta y filo en dos papeles!
Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo,
a Coll, el paladín en cuyo asalto cartesiano
tuvo un sudor de nube el paso llano
o a Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteros
o a Cajal, devorado por su pequeño infinito, o todavía
a Teresa, mujer que muere porque no muere
o a Lina Odena, en pugna en más de un punto con Teresa...
(Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o transmitidos
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas contraseñas sin fortuna)
Así tu criatura, miliciano, así tu exangüe criatura,
agitada por una piedra inmóvil,
se sacrifica, apártase,
decae para arriba y por su llama incombustible sube,
sube hasta los débiles,
distribuyendo españas a los toros,
toros a las palomas...

Proletario que mueres de universo, ¡en qué frenética armonía
acabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente,
tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico, tu gana
dantesca, españolísima, de amar, aunque sea a traición,
a tu enemigo!

¡Liberador ceñido de grilletes,
sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuaría sin asas la extensión,
vagarían acéfalos los clavos,
antiguo, lento, colorado, el día,
nuestros amados cascos, insepultos!
¡Campesino caído con tu verde follaje por el hombre,
con la inflexión social de tu meñique,
con tu buey que se queda, con tu física,
también con tu palabra atada a un palo
y tu cielo arrendado
y con la arcilla inserta en tu cansancio
y la que estaba en tu uña, caminando!
¡Constructores
agrícolas, civiles y guerreros,
de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito
que vosotros haríais la luz, entornando
con la muerte vuestros ojos;
que, a la caída cruel de vuestras bocas,
vendrá en siete bandejas la abundancia, todo
en el mundo será de oro súbito
y el oro,
fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre,
y el oro mismo será entonces de oro!

¡Se amarán todos los hombres
y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes
y beberán en nombre
de vuestras gargantas infaustas!
Descansarán andando al pie de esta carrera,
sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos
serán y al son
de vuestro atroz retorno, florecido, innato,
ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas!

¡Unos mismos zapatos irán bien al que asciende
sin vías a su cuerpo
y al que baja hasta la forma de su alma!
¡Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!
¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga
traerá pedacitos de pan al elefante encadenado
a su brutal delicadeza; volverán
los niños abortados a nacer perfectos, espaciales
y trabajarán todos los hombres,
engendrarán todos los hombres,
comprenderán todos los hombres!

¡Obrero, salvador, redentor nuestro,
perdónanos, hermano, nuestras deudas!
Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios:
qué jamás tan efímero, tu espalda!
qué siempre tan cambiante, tu perfil!

¡Voluntario italiano, entre cuyos animales de batalla
un león abisinio va cojeando!
¡Voluntario soviético, marchando a la cabeza de tu pecho universal!
¡Voluntarios del sur, del norte, del oriente
y tú, el occidental, cerrando el canto fúnebre del alba!
¡Soldado conocido, cuyo nombre
desfila en el sonido de un abrazo!
¡Combatiente que la tierra criara, armándote
de polvo,
calzándote de imanes positivos,
vigentes tus creencias personales,
distinto de carácter, íntima tu férula,
el cutis inmediato,
andándote tu idioma por los hombros
y el alma coronada de guijarros!
¡Voluntario fajado de tu zona fría,
templada o tórrida,
héroes a la redonda,
víctima en columna de vencedores:
en España, en Madrid, están llamando
a matar, voluntarios de la vida!

¡Porque en España matan, otros matan
al niño, a su juguete que se para,
a la madre Rosenda esplendorosa,
al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballo
y al perro que dormía en la escalera.
Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,
a su indefensa página primera!
Matan el caso exacto de la estatua,
al sabio, a su bastón, a su colega,
al barbero de al lado -me cortó posiblemente,
pero buen hombre y, luego, infortunado;
al mendigo que ayer cantaba enfrente,
a la enfermera que hoy pasó llorando,
al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas...

¡Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!
¡Hacedlo por la libertad de todos,
del explotado, del explotador,
por la paz indolora -la sospecho
cuando duermo al pie de mi frente
y más cuando circulo dando voces-
y hacedlo, voy diciendo,
por el analfabeto a quien escribo,
por el genio descalzo y su cordero,
por los camaradas caídos,
sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino!

Para que vosotros,
voluntarios de España y del mundo, vinierais,
soñé que era yo bueno, y era para ver
vuestra sangre, voluntarios...
De esto hace mucho pecho, muchas ansias,
muchos camellos en edad de orar.
Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo,
os siguen con cariño los reptiles de pestaña inmanente
y, a dos pasos, a uno,
la dirección del agua que corre a ver su límite antes que arda.



4 comentarios:

  1. ¡Qué grandeza la de la poesía, y qué poquito caso se le hace! Yo mismo, en mis clases de literatura, muchas veces caigo en el error de citarla de pasada. Tal vez con más poesía los chicos de hoy aprenderían a sentir, a emocionarse, a expresar lo que desean y no saben cómo hacerlo. En mis tiempos de alumno tampoco tuve la ocasión de leer a este magnífico autor (entiéndase, nadie me impidió coger su antología y devorarla, pero mi mente vaga no fue capaz de hacerlo por sí sola, y en el temario apenas teníamos que aprendernos de memoria datos de producción, sin cotejarla con textos). Ahora que ha pasado el tiempo, me pregunto cómo es posible que con tantos cambios educativos como ha habido y hay, pasemos de ocho clases de lengua (cuatro de lengua propiamente dicha y cuatro de literatura) a la mitad. Obviamente, mi problema de alumno se agrava en la actualidad. ¿Realmente evolucionamos, o involucionamos?

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    1. Nosotros por lo menos lo leímos ya en la universidad, aunque ya me parece vergonzoso que autores de tanta altura sólo sea visto por una pequeña parte de la sociedad. Estoy contigo en que es un poco extraño que ahora tengamos más materia que dar en sólo cuatro horas semanales en vez de las ocho de antes. Parece que se olvida lo básico que es el conocimiento del idioma y la literatura para el desarrollo de la mente. ¿O es que interesa que los futuros ciudadanos sean unas carcasas sin pensamiento a las que manejar? Y por supuesto la buena poesía (como el resto de la literatura en mayor o menor medida) requiere un esfuerzo intelectual y espiritual. ¿No te parece que en estas nuevas generaciones muchos se sienten tristes justamente porque se dan cuenta de lo vacíos que están? A mí se me rompe el alma cuando lo veo en nuestros adolescentes.

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  2. En mi país, Chile, pasa algo similar con la poesía. Se dice que es tierra de poetas, tenemos dos premios nobel de poesía y salvo honrosas excepciones prácticamente la poesía es inexistente en los programas educacionales.

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    1. Me alegra tenerte por aquí. ¡Bienvenido! Sobre la poesía, es una verdadera pena que los planes educativos no le den la importancia que se merece. Aquí lo que ocurre es que esos planes no los hacen profesores en activo y experimentados. Los improvisan políticos -muchas veces sin los estudios suficientes- que parecen que tienen más interés en estropear aún más lo que hicieron los anteriores, además de buscar la incapacidad del pueblo para comprender el mundo por sí mismo.

      Muchas gracias por tu comentario

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.