Este monólogo – que ha entrado en su tercera temporada en Madrid-, creado por Rob Becker tras un esmerado estudio (1988 – 1991, año de estreno en Broadway), está traducido a quince idiomas y ha partido de risa al público de treinta países (tal vez tengamos más en común de lo que creemos). Por tercer año consecutivo lo tenemos en Madrid (estuvo unos días de diciembre en Barcelona con otro actor), en el Teatro Fígaro.
No dude en hacerse con unas entradas y sumergirse en un alegre camino.
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En efecto, muy divertido. Sin caer en tópicos, o tal vez aprovechándose de ellos, consigue hilar un discurso mordaz, ingenioso e hilarante. Además, se tiene la sensación de que actor y personaje se han fundido en uno solo. Muy recomendable. (y este mensaje, a pesar de estar pasado de fecha, puede reciclarse, porque el espectáculo parece que continuará más temporadas, je, je).
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