sábado, 28 de abril de 2012

EXPOSICIÓN DE LEONARDO DA VINCI.




Hasta el dos de mayo (aniversario de la muerte del genio) la exposición sobre  Leonardo da Vinci permanecerá en Madrid. Es una oportunidad que no puede dejarse pasar ver las maquetas de algunos de los ingenios de este increíble intelecto. Por tres euros (cuatro, si se reserva la entrada por teléfono) aún nos puede sorprender la capacidad del cerebro humano. Os dejo un aperitivo de lo que en la exposición del Canal vais a encontrar.
 
La exposición comienza con maquetas –algunas a tamaño natural y otras a escala- de temática guerrera, pues hemos de recordar que trabajó especialmente como ingeniero bélico en un momento en el que los estados italianos guerreaban entre sí y con sus vecinos franceses y otomanos.


Entre estas maqueta tenemos ejemplos irrealizables, como los flotadores para caminar sobre el agua,  y otros que muestran la genialidad del creador. Este es el caso de la ametralladora de tres registros, por la que se puede disparar mientras se carga otro suministro y se enfría el que se ha utilizado anteriormente.
 O el carro cubierto con techumbre para atacar fortificaciones y evitar que los asaltantes sufran daño por las flechas. Otros proyectos interesantes son las mejoras que hace a la catapulta (ya existente en Siracusa durante el siglo IV a. C), el puente de emergencia (que permitía a los soldados cruzar un río sin tener que emplear clavos), el cañón a vapor (que emplea la presión del vapor para lanzar proyectiles), el tanque (en cuya torreta se coloca un soldado mientras otros ochos mueven los mecanismos), el carro.



Tras esto, aparecen maquetas sobre el mundo civil (instrumentos musicales, mediciones, estudio sobre el vuelo, inventos que ahora consideramos cotidianos, como el gato del coche). Así, nos encontramos con un odómetro, máquina con la que se mide la distancia partiendo del hecho de que suelta una piedrecita cada vez que la rueda da la vuelta completa.  Nos topamos también con un curioso tambor mecánico.

Interesantes, además, son sus estudios sobre la luz, como atestigua el proyector de luz, que nos muestra los conocimientos ópticos que poseía este genio y por lo que muchos consideran que la Sábana Santa es un negativo de Leonardo da Vinci. Sea como fuere, el hecho es que a nuestro inquieto inventor le gustaba observar el mundo de la óptica y de la luz, como atestigua también la sala de los espejos, por la que llega a la adelantada conclusión de que todo lo que hay en el cosmos se propaga por ondas. Un verdadero intelecto.

Curioso resulta también sus investigaciones sobre el autómata humano, tan precisos que en 1998 los científicos de la NASA los consideraron la base para realizar el robot que tripularía la Estación Espacial.

Sabemos que le interesó mucho el vuelo y prestó atención al movimiento de las aves. Aquí dedicó bocetos como el del planeador colgante, el tornillo aéreo (antecedente del helicóptero del siglo XX), el paracaídas.




A todas estas maquetas acompañan reproducciones del estudio, muy exacto, que Leonardo hizo del cuerpo humano a partir de la observación de los cadáveres.

Todos sabemos que el papel de Leonardo no quedó solo como la de ingeniero bélico, inventor o estudioso de la anatomía, sino que fue también pintor. A eso se dedica gran parte del resto de la exposición, en la que se nos muestran reproducciones de cuados tan famosos como la Adoración de los Magos (que ya sabemos que fue uno de su primeros encargos, que dejó inconcluso, como otras tantas cosas, tal vez porque ya su mente, inquieta, ya había visto el resultado y necesitaba una nueva motivación), la Virgen de las Rocas, la Dama del armiño… Pero destacan el estudio de dos de sus obras…Bueno, he de confesar que a lo lejos vislumbré libros y me salté toda la parte de las obras pictóricas hasta más tarde. Así que me acerqué a las muestras de los códices de Forster, Madrid, Trivulciano y el dedicado al “vuelo de los pájaros”.  Después contemplar su escritura de derecha a izquierda (tan útil para un zurdo para no emborronar tan bellos manuscritos), que me recordó  a mi lateralidad cambiada y a mis básicos estudios de la bella lengua árabe clásica, dirigí mis pequeños pies a una sala que imitaba el escritorio de Leonardo. Una verdadera belleza. ¡Lástima que no se pudiera hacer fotos!

Tras esto volví al estudio de la Gioconda y de la Última cena. Muy interesante, pues nos presentan versiones de infrarrojos, la actual, la original con el fin de descubrir algunos detalles. Incluso se aumentan partes de las obras para darnos luz sobre algunos de sus secretos. Una maravilla. Mejor hubiera sido tener los originales, pero no se puede tener todo.

Cuando los visitantes toman la ruta hacia la salida se topan con unas pantallas que contienen juegos interactivos. Si, querido lector, como a mí no detectan sus movimientos por muchos espavientos que haga, tiene un problema. Me sentí tan ignorada –a excepción de la mirada anonadada del guardia de seguridad- como cuando las puertas de la universidad no se abrían a mi paso – ni con las palabras  mágicas de Alí Babá- y tenía que esperar a que pasara alguien que detonara el sensor.

Mas, con esto tampoco se termina la velada, pues se te conduce de manera obligada a la tienda, donde el humano consumista caerá en las redes a pesar de encontrarse con algunos objetos verdaderamente absurdos a un precio desorbitado. Lo confieso, mi alma consumista se hizo – a falta de tener dinero para comprar facsímiles – con un cuaderno decorado con la imagen del hombre de Vitruvio y texto de Leonardo. Y, por supuesto, con unos cuantos marcapáginas para mi colección.

En resumen, una bella velada que no puede dejarse pasar en estos días de puente.


2 comentarios:

  1. Siempre me han fascinado las personas capaces de darles vueltas a la cabeza continuamente, intrigadas por los diferentes problemas que la vida y el mundo ponen delante de nosotros. Los genios que además son capaces de encontrar soluciones me dan, lógicamente, envidia sana. Lo que más me maravilla de Leonardo es que no se circunscribe en un único campo, más o menos abierto (ciencias o letras, por ejemplo), sino que quiere abarcar lo inabarcable; esto es, TODO. Y no lo hace de cualquier manera, sino con la profesionalidad y profundidad de un verdadero genio. Tuve la suerte de ir y me gustó mucho. Muy recomendable.

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    1. También yo siento gran admiración por esta clase de genios, en especial por Leonardo por esa capacidad de abarcar todos los campos -letras y ciencias- como tu dices. De todos modos hemos de recordar todos esos griegos de la Antigüedad que, desde la Filosofía, comenzaron a darle vueltas a todos los temas. Surgiendo de ahí todas las ciencias (tanto las que ahora muchos denominan Ciencias como las Letras).
      A veces olvidamos a todas aquellas cabezas pensantes que han sido capaces de imaginar y luego crear todos los instrumentos que nos rodean desde la televisión que nos parece ya tan normal hasta los aviones; desde todo el sistema por el cual abrimos el grifo y sale agua hasta la capacidad para guardar multitud de datos en un disco; desde que abramos el frigorífico y tengamos una caja donde hay leche hasta la composición de medicinas. ¡Resulta alucinante! Me pregunto si hubiera un cataclismo y estas personas desaparecieran, ¿qué haríamos los demás? Sin yogures, electricidad, medicamentos, agua, etc

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.