lunes, 22 de julio de 2013

MESONEROS ROMANOS


 



El viernes pasado (19 de julio), se cumplieron doscientos  diez años del nacimiento de Ramón Mesoneros Romano.

Lo conocemos todos como uno de los autores más relevantes del Romanticismo español. Movimiento estético que se desarrolló tarde en España por la persecución y fusilamiento que Fernando VII (sí, ese rey psicópata al que el país había guardado la corona) hizo a los liberales, que eran el motor del Romanticismo.
Muchos de esos liberales murieron asesinados, lo que dio lugar a dos reacciones: la marcha a otros países o el silencio.

Mesoneros Romanos es de los últimos. Gracias a la ayuda de sus amigos y  a su actitud precavida –no entrando en política en la época absolutista-  puede salvarse de la muerte y del destierro.

Fue el Trienio Liberal –junto a sus lecturas de Moratín y la participación en las tertulias- lo que lo llevó ya entonces a escribir algunos cuadros costumbristas. Será uno de sus amigos, el periodista José María Carnerero, quien lo conduzca hacia los medios de comunicación más relevantes del momento.

Tras la muerte del rey y durante la regencia de María Cristina, los cambios urbanísticos de Madrid lo condujeron a otros lugares de Europa para contemplar las urbes. Lo que daría lugar a su Proyecto de mejoras generales de Madrid cuando fue elegido concejal en la capital. (1846).

Su fama se origina con sus artículos sobre Madrid, que ya comienza a escribir en los veinte pero fue con Manual de Madrid con el que se consagró (1831). Eso lo motivó para participar en prensa con el seudónimo de “el curioso parlante”. Sus textos aparecerán en las revistas: Panorama matritense (1835) y Escenas matritenses (1842).

Además te artículos costumbristas –terminaría con Memorias de un setentón-, escribió obras cómicas: La señora de protección (1828) y Marido joven y mujer vieja (1829). Mas, sin lugar a dudas, su mejores escritos son, precisamente, los artículos costumbristas. Veamos las características de éstos: presentan un sentido del humor amable para describir los cambios que sufre la sociedad y para criticar los nuevos valores morales; siempre evita la referencia a circunstancias políticas concretas. Como puede apreciarse, ambas características son contrarias a los artículos de Larra.

Temáticamente, sus artículos se dividen en: de ambiente popular (la romería de San Isidro y El martes de carnaval), sobre modas literarias (costumbres literarias y ElRomanticismo y los románticos), sobre actividades y costumbres de los burgueses (La bolsa y La exposición de pintura).



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2 comentarios:

  1. Prefiero a Larra, que se moja más, pero no puedo evitar pensar en lo diferente que eran aquellos tiempos, en los que hombres de letras ocupaban puestos relevantes en nuestra política, y hasta se le daba su nombre a las calles, en lugar de Belenes Esteban.

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    1. Yo también prefiero a Larra -como he reivindicado con la cita- que a Mesoneros. De hecho me huela mal que hayan quitado a Larra (que , además, tiene más calidad estética y no sólo moral)de la programación de Madrid a favor de Mesoneros. Los malos políticos no quieren que el pueblo piense, por lo que eliminan a los que podrían ayudarlos.

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.