lunes, 20 de febrero de 2012

UN RECORRIDO POR LA INTERNACIONALIDAD DE LA OBRA DE MIGUEL HERNÁNDEZ.


 Siguiendo los artículos en honor al gran poeta Miguel Hernández, vamos a dedicar éste a hacer un breve recorrido por la acogida que ha tenido en diferentes países.

El poeta en 1933.
Así, E. MARTÍN nos decía que en Francia no ha habido traducción de su poesía hasta el año 2001. Y lo interesante es saber que en el país vecino no interesa leer poesía, sino oírla cantada, hasta el punto que M. Hernández se lo conoce por medio de Francisco Ibáñez. De manera que están acostumbrados a oír la poesía cantada, como en los orígenes.
Por otro lado, THOMAS STAUDER nos hacía ver que en los programas de estudios en Alemania  nuestro poeta tiene poca cabida, ya que a los estudiantes les interesa más la novela en lengua extranjera que la poesía, que es más dificultosa. Además se olvida que no sólo fue un poeta comprometido, pareciendo más interesante su biografía como víctima de la Guerra Civil española.
En cambio, Fco. Javier Catalán, leyendo las palabras de MARICEL MAYOR, afirma que Miguel Hernández ha alcanzado importancia en América en las últimas seis décadas, sobre todo biográficamente como cantor de la libertad y víctima de la Guerra Civil.
En la década de los treinta ya se conocía el Rayo que no cesa y obras dramáticas.
Su muerte conmoverá tanto a Hispanoamérica como a EE.UU; sin embargo, destacan Argentina, México  y Cuba.
En Argentina, Losada publica a Miguel Hernández en la década de los 60. En Cuba, se publica, en 1939 Signo sangriento por Altolaguirre en la editorial Verónica.
La mayoría de los intelectuales exiliados por la guerra marcharon a países hispanoamericanos, donde no olvidaron la labor cultural ni a sus amigos perdidos.
En cuanto a EE.UU., Maricel Mayor afirma que es menos conocido porque sólo se divulga en ambiente académico, quedando sobre todo el gusto por las Nanas de la cebolla.
Don ANDRÉS SANTANA, viendo la repercusión de nuestro poeta en Rusia, dirá que es caso opuesto al de Francia, pues en Rusia la poesía y los poetas tienen lugar privilegiado en la literatura. Por eso M. Hernández ocupa un lugar destacado, aunque sigue la trayectoria contraria que Lorca, que ya entra como gran poeta. M. Hernández entra primero como militante republicano y luego se ve que es un gran poeta. De manera que al principio se lo considera más un cronista de  guerra.
Nuestro poeta ha ocupado uno de los primeros lugares en Rusia junto a Lorca, Alberti y Machado, pero no existen publicaciones para poder ser leído. Y es que entró como gran luchador contra el franquismo. De manera que cuando desapareció éste, también lo hace  nuestro poeta en Rusia, aunque parece resurgir ahora.
Miguel Hernández viene cambiado de su viaje a la URSS. Vuelve decepcionado tras la gran ilusión con la que había partido hacia Rusia (comunista); pero se sentirá vigilado, le limitan las visitas porque deseaban que escribiera maravillas sobre la URSS en España. Él la pensaba potencia que iba a salvar a España; sin embargo, resultó ser un país aún más pobre. No podía ser opción.
Don MAHMUD SOBH hace referencia a la influencia de la literatura andalucí en el grupo del 27; pero Miguel Hernández, aunque se codeaba con éste, no pertenecía a dicho grupo.
Este ponente compartió tertulia con Gerardo Diego en el Café Gijón. Preguntó al poeta español que quién era el mejor poeta de la Generación del 27. La respuesta fue la siguiente: <<Todos éramos buenos poetas, pero el genial era Lorca>>. Mahmud Sobh realizó la misma pregunta al antologista de la Generación del 36, que contestó lo que sigue: <<todos somos grandes poetas, pero el genial fue Miguel Hernández>>.
Mahmud nos confesó que creía que M. Hernández no era conocido en el mundo árabe  hasta que èl hizo traducción antológica en 1972, pero estaba equivocado.
Además, se aventura a decir que las Nanas de la cebolla es poema muy arábigo, puesto que en el mundo árabe se comen cebollas, mientras que en Valencia  y en la parte superior de España son ajos.
Su intervención concluye con un canto del Corán sobre el olivo, diciendo que no es ni occidental ni oriental, sino luz sobre luz.
  
La próxima entrada sobre Miguel Hernández se dedicará a su relación con las vanguardias.


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