En esta parte nos centramos en describir la imagen de marca y la acción de la publicidad encubierta como modo de manipular al ciudadano. Sin embargo, comienza enlazando con la parte anterior, pues continúa el ejemplo sobre Pfizer. En él, Tom Cline pretende hacernos ver el bien que ha llevado a cabo su empresa, ejemplificando con el metro: vídeos de seguridad, eliminación de los tornos por puertas automáticas. Pero hay una que deja en evidencia tanto a él como a su empresa: el comunicador para conectar con el guardia, con el que en la prueba no es posible conectar.
Llama la atención también el momento en que Tom Cline echa a una serie de personas que no coincide con su idea de la buena imagen que quiere transmitir; pero las cámaras lo pillan in fraganti. ¡Qué no se hará para aparentar?
Contra toda esta pantomima aparece Richard Grossman comentando los actos e imagen que pretende proyectar Pfizer, como otras grandes empresas. Me llama la atención el hecho de que empleen el dinero del contribuyente para realizar algunos actos aparentemente buenos para ocultar otros muchos que no lo son. Además, utiliza, esa “buena hazaña” (no consultada con los ciudadanos) para justificar una bajada de impuestos a las corporaciones, vamos, a las grandes empresas.
Justamente esto es lo que ya se está haciendo en la Comunidad Autónoma de Madrid (así como en otras) y lo que anunció –con la boca pequeña- Rajoy en su discurso de investidura : bajar los impuestos a los ricos, mientras se sube al resto de los ciudadanos. Se premia a aquellos cuya actitud corrupta ha endurecido la crisis mundial en España. ¡Qué bonito! Solo cabe comprender que realice esta pérfida acción una mente retorcida que gana dinero mientras arruina una sociedad en beneficio propio; es decir, una serie de políticos que posee grandes empresas o “amistades” con grandes empresas o grupos corporativos. ¿Dónde queda la propuesta de Platón de que a aquellos que gobiernen se los aleje de toda posesión material?
La conclusión de todo esto es que mientras ganan grandes beneficios a costa de los ciudadanos, solo nos dejan ver <<la fachada bonita>> con la que pretenden engañarnos a la vez que nos sisan.
La siguiente sección del documental se titula La celebración. En ésta se nos habla de de la imagen de marca. Naomi Klein nos explica que no es mera publicidad, sino <<la creación de un producto>>. Así, las grandes corporaciones llevan a cabo una acción invasiva para mostrar de sí mismas una imagen positiva que rápidamente asociemos tanto a sus productos como a su empresa. Se pone como ejemplo Celebración Florida, una urbanización de Disney cuya imagen de marca proyectada es la de bienestar, felicidad, bondad, familia, tradición…Lo que denominan <<magia familiar>>. Interesantes son los fotogramas que siguen este ejemplo.
Clay Timon (Landon y asociados) explica que dicha urbanización es una extensión de las películas familiares de Disney. Sin embargo, deben separarse de las películas de otro tipo. ¿Cómo? Empleando otro nombre.
Según Naomi Klein, es una muestra del imperialismo de las corporaciones: vemos las películas de Disney, pasamos las vacaciones en sus recintos y vivimos en sus urbanizaciones por la imagen positiva y feliz que han creado en torno a ella con el único fin de ganar dinero.
De aquí se desprende una cuestión interesante, profunda e inquietante: ¿<<qué pasaría si nos levantáramos y descubriéramos que la mayoría de nuestras relaciones sociales fueran comerciales?>>. <<¿Podría sobrevivir>> el ser humano al descubrir esto? Esta última pregunta dirige mi mente a la filosofía de Nietzsche y la idea de que nos hemos montado un mundo paralelo inexistente para no sufrir, llegando a considerar esa mentira como una verdad irrefutable. Lo mismo ocurre en el tema de las corporaciones y grandes empresas: nos dejamos engañar con una realidad paralela que oculta unas interrelaciones falsas y comerciales por las cuales ganan dinero mientras a nosotros nos van vaciando el alma.
La siguiente sección, El triunfo del rollo publicitario, resulta interesante.
Jonathan Ressler (presidente de Big Rat Inc.) explica cómo la publicidad encubierta nos envía numerosos mensajes en el transcurso de un cotidiano día. Pone una serie de ejemplos: pagar al portero de un edificio para que deje en el suelo cajas de determinada empresa, sugiriéndonos que hay muchas personas que compran dicho producto (argumento de la mayoría: si lo compra mucha gente, debe estar bien); por la calle, oyes a una falsa pareja (comerciales) que hablan en alto sobre un disco, lo bueno que es y dónde puedes comprarlo (argumento de calidad); en la oficina te encuentras con productos de una marca determinada (agua); en el descanso para comer, los papeles de los bocadillos te hacen llegar mensajes publicitarios. Y solo estamos a mitad del día; de modo que cuando nos acostamos, nuestra mente ha sido bombardeada con numerosos mensajes publicitarios encubiertos tan sutiles que no les prestamos atención, pero que nos van inculcando la “bondad” de los productos y sus empresas. Un día entero de marionetas. Así uno tras otro. ¿No cobra, ahora, más sentido la cuestión que se hacía más arriba? Asusta, ¿verdad? Y más peligroso resulta cuando estamos seguros de dominar el truco y pensar <<bah, a mi no me afecta; ya sé que lo utilizan en series y películas>>, donde los personajes toman una determinada marca de leche, emplean un tipo de ordenador concreto, un móvil de una determinada empresa…
Sin embargo, esto no es tan sencillo, pues ocurre en todos los lugares en los que nos comunicamos. En todos. Por lo que necesitamos ser muy fuertes para intentar evitar esta presión y este control. Y aún así… no escaparemos del todo.
Esta parte enlaza con la siguiente, que se refiere a nuestro dominio territorial que está concluido, por lo que el interés se centra en el poder que puede conseguirse mediante el laboratorio. Le aconsejo leer el artículo siguiente, inquietante, pero que ayuda a comprender. Recuerde: información es poder. Si queremos mejorar la vida propia y la de los nuestros, resulta necesario saber dónde están estos peligros.
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