miércoles, 21 de diciembre de 2011

VERDADES Y MENTIRAS EN EL DISCURSO DE INVESTIDURA DE RAJOY. EL TIEMPO DE LA ANESTESIA.PARTE I.



Tras haber oído el discurso de Rajoy, todavía me sorprende que crean que somos imbéciles y  que no entendemos lo que están diciendo. Bueno, en realidad, pruebas no les faltan. Entre otras lindezas ha dado vueltas con los famosos recortes -él habla de austeridad, como si no entendiéramos el eufemismo, cuando quiere decir que vamos al traste con lo público. Recortemos Educación y Sanidad. ¡Como no faltan profesores ni médicos! ¡Como todos somos ricos para llevar a nuestros hijos a centros educativos privados a fin de que les  vacíen la cabeza (y nos saquen los cuartos) y sean  fáciles de manipular!

Iremos poco a poco analizando las palabras de nuestro nuevo Presidente de Gobierno.

Como sabe, querido lector, el discurso de investidura tuvo lugar el 19 de diciembre. Estaba en el autobús cuando se retransmitía por la radio. Así que esa primera vez que oí el discurso analizaba las reacciones de la gente, que iban de la total indiferencia al efusivo e irracional aplauso. Quiero recordar que iba en transporte público (ese cuyo precio va subiendo cada vez más por orden de la Comunidad Autónoma) y que mis compañeros de viaje no eran dueños de grandes empresas ni ricachones. No, estaba rodeada de gente del pueblo llano; es decir, de gente trabajadora, obreros, estudiantes y ancianos. Los curritos de toda la vida que trabajan para que otros caraduras se enriquezcan al puro estilo medieval (España es así). Eso es lo que hace que me parezca totalmente esperpéntica la reacción. Como el hambriento pueblo llano del XVII que aplaudía a una aristocracia que lo mataba de hambre para poder hacer fiestas, el pueblo español alaba a los que nos metieron en el mogollón y quieren recortar nuestro Estado de Bienestar (Educación, Sanidad, Pensiones y Ayudas sociales).
Ya le comenté en otra ocasión, lector, que me enervan las situaciones en las que aparecen falacias y los que se dejan engañar. Debe perdonar que no soporte las incongruencias: un obrero que se alegra de que vayan a empeorar su vida y la de sus hijos resulta verdaderamente triste.

En fin, vamos a analizar las palabras de quien va a liderar (bajo unos hilos de marioneta) nuestras vidas en los próximos cuatro años.

En primer lugar, el discurso comienza recalcando que el pueblo le ha dado la confianza rotunda para poder dirigirnos hacia la panacea. Tal cinismo me corroe las entrañas. Quiero recordar de dónde parte esta crisis que estamos padeciendo. Sé que muchos de los ciudadanos de España no se molestan en analizar los orígenes y prefieren culpar al presente (absurdo, pero real). Pues bien, todos sabemos (o deberíamos) cómo fue verdaderamente el Gobierno de Aznar. Resumiendo, un gobierno de insultos, corrucción, de venta de lo público (eso que saca de las crisis a los estados) curiosamente acabando en sus manos y en la de sus acólitos, especulación aprovechando la bonanza que había quedado en 1995 después de la crisis. Todo eso provoca dos consecuencias: por un lado la mala sangre y la amoralidad que se extiende por el país en todos los ámbitos (idea de que cuanto <<más mala gente seas, mejor te irá en la vida>>, como he oído a mis compañeros de autobús); por otro, un bienestar fantasma. ¿Cuántos alumnos dejaron los estudios para dedicarse a la construcción seducidos por el espejismo? Millones. Millones de personas sin concluir sus estudios básicos. ¿Quiénes son los primeros en caer en una crisis? Muy bien. Los millones de personas sin estudios. Fácil ecuación de la que veníamos avisando desde hacía años educadores e intelectuales, pero, como a la Generación del 98 hasta el Desastre, ignoraron. España nunca aprende.
Por todo esto me parece que el discurso en general lo cubre un halo de cinismo. ¿Cómo que la gente ha confiado en ti (que ni siquiera habías dicho con claridad lo que ibas a hacer, aunque los que os sufrimos en las Comunidades Autónomas no nos engañáis)? Lo que ocurre es que ha castigado al otro partido mayoritario, no yendo a votar (al traste la lucha de siglos por el derecho y obligación del voto, parece que todo se arreglará si cruzamos los brazos ¡Valiente ignorancia!) o dando su favor a otros partidos minoritarios (¡qué tristeza de desigualdad!, nunca entenderé por qué la izquierda no forma coalición en las elecciones).

El caso es que su política va a girar en torno a la <<restauración de la vida pública>> y a las <<reformas>>. Veamos en qué consisten.

El discurso de Rajoy se caracteriza (además de por algunos vulgarismos impropios del nivel formal donde se encuentra) por edulcorar sus palabras, ocultando a medias su verdadero mensaje.

Ejemplo lo tenemos en <<estimular el crecimiento, potenciar la creación de empleo>> como una prioridad. <<un país donde se destruyen (atención a la demagogia tremendista) miles de empleos no puede vacilar (miedo me da esta palabra colocada aquí)  a la hora de señalar prioridades>>. Mi pregunta es cómo pretende que surja esa << nueva cosecha de empleo>> y de qué tipo. No es lo mismo que el paro baje porque los ciudadanos tienen trabajos y sueldos dignos que porque cobren 500 euros y sea un trabajo precario. No debería valer lo mismo a la hora de contabilizar la población activa, pero así es. No me negará, lector, que esas palabras edulcoradas están empapadas de cinismo y de considerarnos verdaderos imbéciles.

Pero esto es solo el principio porque aquí viene lo que más miedo da: su supuesta intención de <<mejorar la educación y financiar la sanidad>>. La desconfianza viene porque sufro y analizo la política de una Comunidad Autónoma gobernada durante una eternidad por su partido y su política no es precisamente la de <<mejorar la educación y financiar la sanidad>>. A no ser que se refiera a destruir empleo de profesionales docentes y sanitarios, gastar el presupuesto que envía el Estado en cosas tales como hacer unos carteles publicitarios mientras que en las escuelas no hay ni para hacer fotocopias y en los hospitales no hay material médico. Tampoco sabemos si se refiere a la pública o la privada. Tal vez ese dinero público irá a centros educativos y hospitales privados como ocurre en la comunidad a la que me refiero. ¿O financiar quiere decir que nos toca pagar, pues, como todo el mundo sabe, los parados se caracterizan por estar montados en el dólar?

Ahora hay un momento en que se lava las manos y ataca al anterior Gobierno. Afirma que <<no hay que ignorar lo que ocurre en el mundo>> (vamos, que vas a seguir las pautas de la Margaret Thatcher alemana después de criticar a Zapatero y poner en contra a la sociedad, ¡qué campeón!) y que cuando salgamos de la crisis éste habrá cambiado. Obviamente que el mundo habrá cambiado. El capitalismo no vale para nada más que para enriquecer a unos pocos mediante la especulación y el desprestigio de los demás. Política esta que ha sufrido nuestro país desde EEUU, Europa e, incluso desde dentro. Desde EEUU mediante la compra y especulación de la deuda española (en resumen: si el mercado ve que se abarata tu Estado, su fama económica queda desprestigiada, aunque todo sea una falacia, y se invierte menos en tu país por lo que entonces se empobrece verdaderamente). Desde Alemania con trucos tan ruines como desprestigiar el producto español por ver que se vende mejor que el suyo (recordemos el caso del pepino español, que no fue el primero ni será el último). Desde el interior de nuestro país por parte, especialmente, del partido de oposición al Gobierno te entonces. Aunque ahora Rajoy afirme que va a gobernar desde el diálogo con el PSOE, ha puesto numerosas trabas yha empobrecido la visión que se tenía del Gobierno (unas merecida y otras muchas que no), provocando el hundimiento económico de España por ponerse en tela de juicio desde el interior de una manera tanto perversa. Para mí los fines nunca justifican los medios.

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