Como esta semana se ha iniciado el nuevo año chino, vamos a dedicar la mitología de hoy a esta cultura.
Según los chinos, cada casa tenía un espíritu guardián. Había que procurar que estuviera contento, por lo que se le hacía ofrendas.
Cada hogar, como en otras sociedades tales como la griega o la egipcia, tenía estatuillas de dioses domésticos. Sin embargo, una de las divinidades era la encargada de la protección de la casa. Tenía una representación, una imagen que se quemaba a fin de año. De este modo el dios subía al cielo e informaba del comportamiento de la familia. Por ello, ésta despedía a la divinidad con ceremonias en la que se ofrecía miel, no sólo como símbolo de las palabras dulces que esperaban que trasmitiera, sino que también se valían de su carácter pegajoso para que el dios no pudiera abrir la boca en su informe anual.
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El blog cultural (literatura, sociedad, aniversarios, curiosidades)de una docente que busca el ciudadano inteligente y cívico que no pueda ser manipulado ni engañado. Formemos ciudadanos de bien (ideal del XVIII).
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