Dios Pachacamac |
Hace
siglos los habitantes del imperio inca, en la zona norte de Perú, contemplaron
con asombro cómo unos seres gigantescos llegaban en enormes botes a la costa de
la actual Puertoviejo.
Como
los extraños extranjeros necesitaban agua, buscaron. Sin embargo, el lugar era
una zona desértica. Los gigantes perforaron la roca y descubrieron agua fresca.
Recubrieron los monumentales pozos con piedra, con el fin de conservar el
valioso líquido.
Los
habitantes los observaban con cierta angustia, no porque los gigantes vinieran
con ganas de batallar –ni mucho menos-, sino que éstos devastaban la zona por
las cantidades ingentes de alimento que necesitaban. Incluso los peces
desaparecieron. Los pescadores se arruinaron y se propagó el hambre entre los
seres humanos. ¡Tenían que deshacerse de esos gigantes! ¿Cómo?
Restos de huesos gigantes. |
Oraron
al dios Pachacamac con el deseo de que los ayudara a solucionar el gran
problema. Por la noche, mientras los gigantes descansaban, el cielo se tiñó de
rojo y lanzó un rayo de fuego a los intrusos. Al día siguiente, los habitantes
reunieron todo su valor y se dirigieron al lugar. Sólo quedaban monumentales
huesos calcinados. No volvieron a ver más a los gigantes.
La leyenda
no termina aquí. Se dice que cuando llegaron los españoles, éstos vieron
enormes huesos, algunos de ellos con inscripciones en latín o alemán antiguo.
¿Tendrían procedencia vikinga? A esto se suma la existencia de restos de
antiguos pozos en dicha zona. ¿Todo el relato tendrá base real? ¿Recuerda una
invasión anterior a la española?
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