Este árbol
sagrado sustenta todo el universo. Para que el cosmos no se venga abajo, el
Fresno Cósmico está creado con material tan duro que nada puede romperlo. Así,
los nueve mundos que están a lo largo del Fresno Cósmico o Yggdrasill se
encuentran protegidos.
Sus tres raíces
parten de Asgardr, Jotunheim y Niflheim, cada uno con un pozo.
El de Asgardr es el hogar de Urdr o Wyrdr, poderosa
diosa que se encarga de mezclar el agua con la arcilla con el fin de formar una
pasta que extiende por la raíz con el objetivo de alejar el mal. Este pozo
también da vida a dos cisnes blancos. Además, allí se halla la cabeza de Mimar,
quien había sido una divinidad. Sólo queda su testa, conservado bajo el poder
de misteriosas hierbas (¿no os recuerda esto a los templarios, a las
acusaciones que recibieron?). Su valor principal estriba en que conoce el pasado, el presente y
el futuro. Por eso Odín suele visitarla.
En cuanto a
la segunda raíz, poco se sabe sobre ella más que llega hasta la residencia de
los gigantes. Sin embargo, en la tercera, que está en Niflherm, donde borbota la Caldera Rugiente , se encuentra el dragón Nithag (“el terrible
mordedor”) o Nidröggr (“el de golpes malvados”). Por lo tanto, se dedica a roer
y maltratar la raíz.
Un águila anciana,
sabia y pendenciera, vive en la copa de Yggdrasill. Taga Carroña, que es el nombre que recibe,
provoca alguno de los vientos con su aleteo. La ardilla Diente de Rodeor se
comporta como la mensajera (muchos son insultos) entre el águila y el dragón.
Además,
cuatro monumentales ciervos comen los brotes del árbol, mientras que un nido de
víboras envenenan los restos sanos. De esta manera limitan la existencia de
mundos.
Yggdrasill
significa “el corcel de Ygg (“el terrible”)”. E Ygg es uno de los nombres que
recibe Odín. Éste marchó hacia allí para obtener una gran sabiduría. Para ello
pretendía apoderarse de las runas, lenguaje divino. El alfabeto rúnico que
conocemos (del II de. C) está constituido por veinticuatro grafismos (dieciséis
en época vikinga) y tiene poca capacidad de producir oraciones, siendo éstas
destinadas tanto a la magia como a la religión, que en el momento es lo mismo.
Para hacerse
con ellas, Odín se somete al sacrificio exigido: colgar del cuello desde una
rama de Yggdrasill durante nueve días y
noches. En el proceso los vientos aullaron. Solo, atemorizado y con un pie de
la locura gritó. Con todo, llegó al conocimiento. Sin embargo, no se lo guardó
para sí, sino que lo enseñó al resto de los dioses e, incluso, a los humanos.
Todo esto
hace que los nórdicos sintieran una adoración por los árboles. Por ello no se talaban
a no ser que fuera necesario. Entonces, se pedía perdón.
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