Ramón J.
Sender (Chalamera del Cinca, Huesca, 1901 – San Diego, California, 1982) fue un
escritor español perteneciente a la denominada Generación del 27, aunque será
más prolífero tras la guerra civil.
Aunque
pertenecía a una familia acomodada, la tensión con su padre hizo que se marchara a Madrid sin dinero.
Durante ese tiempo las penurias
provocaron que durmiera en la calle. Durante el día iba a leer al Ateneo. Al
final decidió matricularse en Letras, pero no soportaba la rutina y se
convirtió en un auténtico autodidacta, devorando libros. Así, consiguió
escribir artículos para la prensa. Pero su padre viajó a la capital para
arrastrar a su hijo a casa.
Ya con
veintiún años, fue obligado a alistarse al ejército y luchar en la Guerra de Marruecos.
Experiencia que daría lugar, en mi opinión, a una de sus mejores novelas, Imán, caracterizada por el estilo
directo y que muestra la capacidad de observación que poseía. La conclusión que
sacamos de la lectura de esta primera obra es lo absurdo de la violencia.
A su vuelta,
ya como un periodista consagrado, publica otras obras O.P. (1931), Siete domingos
rojos (1932), la noche de las cien
cabezas (1934). En 1935 se le otorga el Premio Nacional de Literatura por
la novela histórica Mister Witt en el
Cantón (ambientada en la I República ).
Mientras que en las anteriores se muestra una intención social, en ésta aparece
la influencia de los acontecimientos en el comportamiento de los individuos.
Irrumpe la Guerra Civil. Él se incorpora a
las filas republicanas. Al no poderlo atrapar, fusilan a su mujer. Lo mandan a
EEUU a dar una serie de conferencias para explicar la situación española y
pedir ayuda. Con la misma intención crea una publicación en París, donde va a
vivir junto a sus hijos gracias a los derechos de autor. Cuando cae Barcelona
bajo manos franquistas, decide marcharse a Méjico tras acabar en un campo de
concentración, como muchos otros autores a los que sacó Neruda. Después irá a
EEUU en calidad de profesor. Pero tuvo que soportar la persecución de los
comunistas.
Creará
numerosas obras durante ese exilio (más de medio centenar) de diferente estilo:
desde el histórico (La aventura equinoccial de Lope de Aguirre) hasta el reflejo de los
lugares que le han dado cobijo (Epitalamio
del prieto Trinidad), pasando por el
recuerdo de España (Réquiem por un
campesino español) y por un ciclo autobiográfico (Crónica del Alba). Muy interesante resulta la Tesis de Nancy (1962).
Tras su
muerte en 1982, se publican dos obras: la primera es una visión satírica sobre
la vida estadounidense - Hughes y el once
negro (1984)- y tres novelas teresianas (1991).
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