martes, 24 de enero de 2012

¿FUE REAL LA ESTRATAGEMA DEL CABALLO DE TROYA?



L
os martes son los días de las curiosidades. Hoy vamos a centrarnos en la conocida leyenda de la Guerra de Troya. Antes es importante recordar la diferencia entre leyenda y mito, pues, aunque a veces sean empleados como sinónimos, no lo son. El mito es una narración literaria (en verso o en prosa) que pretende explicar realidades que una cultura antigua no entiende, como las estaciones del año. En cambio, la primera se refiere a una narración literaria (en verso o en prosa) basada en un hecho sucedido en realidad, pero exagerado.

Homero.
Esto es justamente lo que pasa con la Guerra de Troya, a pesar de las dudas que tuvieron algunos especialistas, ocurrió en realidad. Sin embargo, los narradores lo exageraron.

Como sabemos, la leyenda se expandió mediante las epopeyas Iliada y Odisea, con la que se pretendía educar y enseñar los valores griegos a la sociedad cantando las hazañas de sus héroes.

Todos recordamos, especialmente por la película Troya (bastante decepcionante para quienes sabemos la leyenda), que tras diez años de cruenta guerra los griegos, al fin, fueron capaces de cruzar las poderosas murallas de Troya gracias a una inteligente estratagema de Odiseo (Ulises, en latín). Pero comencemos por el principio.

Tetis y el rey Peleo celebran sus bodas. Invitan a todos los dioses. Bueno, a todos no. Se les olvida contactar con Eris, que resulta ser la divinidad de la discordia (esto se parece mucho a la posterior Bella durmiente, ¿verdad?). El caso es que, como buena diosa de la discordia, Eris lanza una manzana de oro con la inscripción siguiente: <<Para la más bella>>. Tres son las diosas que se disputan tal título: Hera, Atenea y Afrodita. Intentan que Zeus juzgue. Sin embargo, conociéndolas, procura evitar su enfado poniendo un juez humano. El elegido es Paris, un joven pastor troyano que en realidad era hijo de los reyes, pero su madre había tenido un sueño premonitorio en el que se presentaba a su hijo no nato como culpable del derrumbe de Troya. Por ello  lo da a unos pastores.

Juicio de Paris, Rubens
El caso es que Paris (o Alejandro) debe juzgar cuál de las tres diosas es la más bella. Cada una de ellas soborna de manera diferente al juez: Hera, con la soberanía sobre Asia; Atenea, con la inteligencia y la gloria en los combates; Afrodita le ofrece la mujer más hermosa. Y ésa es Helena. El troyano elige a ésta. El  problema es que ella ya está casada tras una disputa entre cien pretendientes. El elegido había sido Menelao y los demás pretendientes habían jurado proteger ese matrimonio.

Poco después del juicio, Paris descubre sus orígenes y vuelve al palacio. Como príncipe va en calidad de embajador a Esparta. Ayudado por Afrodita, rapta a Helena y la lleva a Troya.

Ante el ultraje, Agamenón, hermano de Menelao y que tenía ganas de conquistar Troya por intereses comerciales en el Mediterráneo, insta a todos los pretendientes cumplir su juramento y luchar. Tras una serie de complicaciones los griegos llegan a las costas de Troya. Sin embargo, se encuentran con las monumentales murallas de la ciudad. Una fortaleza creada por los propios dioses Posidón y Apolo como castigo impuesto por Zeus.

El caso es que la lucha va a alargarse diez años. Hasta que Odiseo piensa en una estratagema: intentarán hacer creer a los troyanos su retirada y les dejarán un presente: un gran caballo (atributo del dios protector de la ciudad: Posidón) de madera en el que se ocultarán hasta poder pillar por sorpresa a los troyanos. Éstos caen en la trampa y la ciudad es vencida.

Obviamente, esta versión describe al los griegos como una civilización muy inteligente, teniendo merecido dominar al resto. Es decir, toda esta narración es una propaganda.

¿Por qué no se les ocurrió esto antes del décimo año? ¿Qué ocurrió en realidad?

Se ha descubierto que por aquella época hubo un gran terremoto que pudo destruir parte de la  muralla troyana, permitiendo el acceso a los aqueos. Obviamente, en una gran epopeya propagandística no podían afirmar: << ¡Vaya suerte que tuvimos!>>.

2 comentarios:

  1. El elemento propagandístico no ha perdido rabiosa actualidad. Los mismos diarios deportivos, sin ir más lejos. ¡Cuánta diferencia entre lo que dicen las crónicas y lo que ha pasado en verdad! Casi es más divertido y apasionante imaginarse las leyendas fruto de la imaginación del Homero de turno, que centrarse en la cruda realidad. Aunque no deja de tener su gracia lo del terremoto de Troya, o lo de los supuestos partidos del siglo, je, je...

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  2. Ja,ja,ja. Ni que lo digas. A veces me pregunto si vi otro partido. El problema es que si nos mienten con estas cosas que nosotros vemos,¡anda que no nos engañarán con lo que no tenemos ante los ojos! Lo triste es que no hacemos caso a lo que vemos, y damos toda la credibilidad a la mentira.

    Gracias por tu comentario. Ah, existe otra teoría sobre lo del caballo de Troya.

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.