sábado, 22 de diciembre de 2012

COMENTARIO DE NOCHE OSCURA DE SAN JUAN DE LA CRUZ.


A continuación va a comentarse el texto titulado Noche Oscura de San Juan de la Cruz, siguiendo tanto los modelos de comentario de Díez Borque y Lázaro Carreter como la Teoría de las funciones de la Lengua.

Si comenzamos indicando la tipología, es posible afirmar que este poema escrito es literario, en tanto en cuanto el autor ha empleado una serie de extrañadores (recursos retóricos, verso, ritmo). Pertenece al género lírico, ya que un yo lírico transmite su sentimiento exaltado (oda)  y feliz ante una unión que explicaremos más adelante.

Según la forma elocutiva, podría confundirse con un texto narrativo. Sin embargo, el yo lírico describe el camino que ha tenido que seguir para llegar a dicha unión. De hecho, los verbos en tiempo imperfecto nos dan la pista de que estamos ante una descripción dinámica.

Por otro lado, el texto es estético (el autor pretende embellecer el mensaje), persuasivo  y didáctico (la intención de San Juan es convencer a sus compañeros de los beneficios de la unión divina con Dios a pesar de los esfuerzos y enseñarle cómo alcanzar dicha unión).

Respecto al punto de vista de la voz, el texto aparece presentado desde un yo lírico identificado, en primer lugar, con la muchacha de la lírica tradicional que huye por la noche para encontrarse con el amado (<<en amores inflamada […] salí sin ser notada>>). Sin embargo, a lo largo del poema nos vamos dando cuenta de que dicho yo lírico verdaderamente se identifica con el alma que sigue las tres vías místicas para unirse con Dios.

Una primera lectura, o una lectura superficial nos llevaría a afirmar que el motivo del texto es la salida, en la oscuridad de la noche, de la muchacha en busca de su amado con el que mantendría relaciones sexuales en un locus amoenus típico de la lírica tradicional. Pero una lectura profunda nos hace comprender que realmente el yo lírico se identifica con el alma que sigue las tres vías (purgativa, iluminativa y unitiva) para conseguir la unión mística con Dios. Como dicha unión es abstracta, el poeta se sirve de la unión amorosa ya tratada en la lírica tradicional para hacer comprender la experiencia mística. Esto nos lleva a recordar el Cantar de los cantares y las versiones de la poesía de Garcilaso a lo divino.

De manera que el tema superficial es el amor carnal situado en un locus amoenus, pero, de forma profunda, podemos asegurar que se presenta el tema místico.

En cuanto a la estructura externa, el poema se compone por cuarenta versos organizados en ocho estrofas. Éstas son liras, composición introducida por Garcilaso de la Vega en la primera mitad del XVI, pero muy empleada en la segunda mitad por los poetas religiosos. Se forma por una serie de heptasílabos y endecasílabos de rima consonante (lo que aleja la composición de la poesía popular), presentando el siguiente esquema métrico: 7 a 11 B 7 a 7b 11B.

Internamente,  el poema se organiza en dos partes: la primera presenta el ansia de búsqueda (hasta la cuarta estrofa, incluida) la segunda presenta cierta serenidad.
Todo el poema refleja, como ya se ha mencionado antes, las tres vías que el alma debe seguir para llegar a la unión mística con Dios. La vía purgativa se identifica en las dos primeras estrofas, donde, en la soledad, el alma purga los pecados y tentaciones de la vida mundana (estando ya mi casa sosegada). La vía iluminativa aparece en las dos siguientes estrofas, dándose el caminar hacia Dios en el interior del individuo (sin otra luz y guía/ sino la que en el corazón ardía). La vía unitiva se refleja en el resto del poema, presentando la experiencia mística de la unión del alma con Dios mediante la euforia del acto sexual.

Si pasamos a analizar el estilo, debemos centrarnos en los niveles de la lengua (fónico, morfosintáctico y léxico_ semántico).
 Comenzando con el nivel fónico, el poema se compone por ocho liras ya comentadas anteriormente. El acento estrófico se da en verso par (yámbico), siendo el resto rítmico dando sensación de paz relacionada con el contenido del poema (unión mística con Dios).
A pesar de que en el texto aparecen numerosos encabalgamientos suaves, destaca la esticomitia de los dos primeros versos  de la quinta lira (¡ Oh noche que guiaste!/ ¡Oh noche amable más que la alborada!), que hace un parón para separar una parte de la otra. A continuación aparece el encabalgamiento más importante de todo el poema (¡oh noche que juntaste,/Amado con amada,/amada en el Amado transformada!), pues tematiza amada y Amado, conteniendo el tema del poema.

Puede destacarse en este nivel el hecho de que Amado aparezca con mayúscula, pues nos da una pista del verdadero significado de la alegoría. Amado se identifica con Dios; la amada, con el alma.

Respecto al nivel morfosintáctico, destaca el ámbito nominal ante el verbal, lo que nos sugiere que nos hallamos ante una descripción. Sobresale la presencia de sustantivos concretos, destacando especialmente la palabra noche de la que se habla en parte del poema para referirse  a la soledad individual necesaria para alcanzar a Dios. Además, debemos tener en cuenta los sustantivos relacionados tanto con el locus amoenus (cedros, que recuerdan al Cantar de los cantares) como con las partes del cuerpo (cabellos, manos, cuello). Resulta de gran importancia la presencia de la palabra luz (versos catorce y diecisiete) con dos sentidos. El último sugiere un efecto físico (mediodía), mientras que el primero – teniendo en cuenta que en el corazón ardía- presenta un estado espiritual o emotivo.
En este ámbito debemos referirnos también a los pronombres, relacionados con la primera persona del yo lírico (yo, me). Pero no de olvidarse la presencia de los adjetivos calificativos

1 comentario:

  1. Enhorabuena. Muy completo el comentario. Se nota que la filología corre por tus venas, je, je. ¡Qué importante es saber leer, comentar, tener espíritu crítico, y qué poco se valora en este mundo!

    ResponderEliminar

Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.