domingo, 11 de noviembre de 2012

COSMOGONÍA HINDÚ: NACIMIENTO Y DESTRUCCIÓN CÍCLICOS.



Como sucede en otras culturas, la hindú considera que existe un ciclo de creación y destrucción, dando lugar a distintas fases.

Para esta religión hay tres mundos: el físico, el celestial y el espiritual. En un océano cósmico de leche, se dibujan siete islas o continentes. El central –que  es el más extenso- es Jambudwip o el mundo físico, protegido por ocho guardianes que matan elefantes y se colocan en lugares estratégicos: India, en el este; Agni, en el sureste; Yama, en el sur; Sunya, en el suroeste; Varuna, en el oeste; Vagú, en el noroeste; Kuvera, en el norte; Sam, en el nordeste. Justo en el centro, se eleva Meru, una montaña dorada a la que acompañan otros dos montes más pequeños. En la cima de aquella se halla Brahmalok, el territorio de Brahma, el dios creador. Allí se dirigirán las almas que han alcanzado la liberación del ciclo de renacimientos.

En torno al reino del dios creador, se alzan las celestiales ciudades de las divinidades, destacando el reino de Svarga, territorio del señor de los dioses de la naturaleza (o devas), Indra. En este lugar habitan los Sapra – rishi, los sacerdotes Prajapatis y dioses secundarios de la naturaleza (algunos de ellos fueron mortales en tiempos remotos). En las laderas de Meru viven los músicos celestiales (gandharuas) y las ninfas (apsarasas). Los valles son ocupados por los Raskshas (gigantes, trasgos), que se alimentan de carne humana y son enemigos de los dioses; por los asuras (espíritus malignos) y otros demonios.

Entre el Himalaya y el mar se encuentra la India, cuyos habitantes –según el pensamiento hindú- son los únicos que sufren padecimientos… en el resto de lugares no pasa el tiempo y los habitantes son eternamente tanto jóvenes como felices.
 
Bajo la India se halla el lugar de los muertos, construido por distintos tipos de infiernos con distinto grado de severidad. Estos están controlados por el dios Yama y por los nagas (dioses – serpientes) cuyo jefe es Shesh o Vasuki. Y es en él en que se apoya Visnú cuando duerme mientras se destruye el mundo y renace.

¿Cómo sucede esto? Primero todo él se hunde en el océano cósmico. En él, Brahma planta una semilla. Ésta crecerá hasta que se transforme en un huevo. Cuando se abre, una mitad será el cielo y la otra formará la tierra. El dios se coloca en el centro y crea los tres mundos. Es interesante saber que para Brahma una noche con su día equivale a 4.320.000.000 años en la tierra. El caso es que existen catorce de estos ciclos, cada uno responsabilidad de Manú. De estos catorce, los hindúes consideran que nos encontramos en el sexto, vigilado por el hijo de Surya (el sol), Manú Vaivaswata. Cuando se den cien años de Brahma, los tres mundos llegarán a su fin. Pararán después otros cien de caos, hasta que vuelva a surgir Brahma con el fin de crear un nuevo universo.

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