sábado, 18 de agosto de 2012

MOTÍN DE ESQUILACHE





Hoy lo vamos a dedicar a un poquito de historia. Nos remontaremos al siglo XVIII español. Concretamente al Motín de Esquilache, sucedido durante el reinado de Carlos III.

¿Quién era Carlos III? Hermanastro de Frenando VI, a quien sucede por morir éste sin descendencia. Es el primer hijo de Felipe V con Isabel de Farnesio.


Cuando accede al trono en 1759 cuenta ya con cincuenta y tres años y larga experiencia como rey de Nápoles. Es considerado gobernante reformista, pero con orientación propia que sorprende a sus súbditos y gana su cariño por su seriedad, capacidad e integridad. De igual manera ocurría en su vida privada, siendo de los pocos reyes que han sido fieles a sus esposas.

Durante su reinado, que casi ocupa la segunda mitad del XVIII, lleva a cabo una serie de reformas, aprendiendo de las experiencias del pasado. Pero no gobierna sólo, sino que lo hace con sus ministros. Empieza rodeándose de hombres sabios con los que ha trabajado en Italia, como Grimaldi y Esquilache. Sin embargo, la sociedad española no está preparada para los cambios. Esto obliga al rey a girar su manera de hacer las cosas y adoptar un modo más tradicional, lo que hace que el éxito de las reformas sea nulo. ¿El punto de inflexión de una a otra forma de gobernar? El Motín de Esquilache.

Desde 1760 existía un periodo de alteraciones climáticas que provocaron problemas de abastecimiento.

Cinco años más tarde, el monarca consideró conveniente la Pragmática de libre comercio y liberalización del grano. Sin embargo, a pesar de satisfacer un deseo ilustrado, existía la mala fe de algunos, que guardaron el grano para venderlo después a alto precio.

A esto se sumaría una serie de contextos locales, entre el que destaca Esquilache en Madrid. Este ministro italiano se preocupó por la limpieza  (recuerde, querido lector, lo sucia que era la capital y cómo ladescribían los autores extranjeros) y el alumbrado de la ciudad. Pero era una medida que –por haberla dejado durante tanto tiempo- resultaba cara, necesitando un impuesto extraordinario. Además, en 1766, mediante un bando municipal prohíbe el empleo de capa larga y sobrero de ala grande, empleados en duelos, asesinatos y robos.


Todo esto no gustó nada al pueblo, juntándose el problema de abastecimiento y la xenofobia típica de sociedades poco inteligentes. En definitiva, el 23 de marzo de 1766 estalló un motín en  Madrid, precedido por numerosos pasquines (curioso pues la mayor parte del pueblo no sabía escribir) que criticaban los procedimientos de los ministros extranjeros. Comienza un enfrentamiento entre embozados y soldados que termina con el saqueo de la casa de Esquilache, rotura de farolas (como habían sido tan baratas…).
Al día siguiente existe otro nuevo enfrentamiento que termina con una dura represión por parte de la guardia walona. Al final, Carlos III sale al balcón y accede a escuchar las propuestas de los “revoltosos”. Las acepta, mas sin mucho ánimo de cumplirlas tal como da a entender al marcharse a Aranjuez.

Las propuestas del pueblo eran las siguientes: destierro de Esquilache, sustitución de ministros extranjeros por españoles (lo que significaba que la nobleza volvería a controlar el poder), reducción de los precios de los alimentos, anulación del bando sobre capas y sombreros (así, para seguirse matándose a gusto; vaya panda).

Como indicaba, el monarca marcha a Aranjuez. Sin embargo, el pueblo le hace ver que seguirán las revueltas hasta que cumpla su palabra. Obligado por las circunstancias, aunque no era lo más acertado, expulsa a los italianos del gobierno. Y esto tendrá una gran repercusión, puesto que el gobierno de Carlos III cambia hacia posiciones más tradicionales.

Hay que tener en cuenta, además, que el Motín de Esquilache no es aislado, sino que el movimiento madrileño insta a otras zonas.


Pero los disturbios del Motín de Esquilache son objeto de diferentes interpretaciones por los historiadores, ya desde la época: 1) son motines motivados por la aristocracia y el clero que se aprovecha del descontento popular para eliminar a Esquilache y ascender a Ensenada; 2) son movimientos espontáneos; 3) fueron preparados por grupos poderosos (oligárquicos, aristocráticos y eclesiásticos) que quieren llevar a cabo reformas sin revolución; 4) causados por el hambre y la xenofobia.

De estas cinco interpretaciones destacan tres ideas: 1) subida de los precios e intervencionismo del Gobierno en vida cotidiana que facilita la oposición del grupo privilegiado a Carlos III y manifestación del descontento popular; 2) el motín de Madrid sirvió de ejemplo a otros; 3) reacción de los privilegiados, que conspiran contra Carlos III, de ahí que ya no sea el mismo.

Personalmente, especialmente desde que empecé a documentarme para una novela histórica que tengo entre manos, estoy de acuerdo en la idea de que la política reformista no gustó nada a la nobleza y clero, muy acostumbradas al poder. Hicieron una campaña propagandística contra esos ministros que eran una amenaza para sus privilegios. Para ello emplearon los pasquines difamatorios y aprovecharon las malas cosechas para enrabietar al pueblo, desesperado por la hambruna y que no pensaba por sí mismo. Vamos, que la historia se repite una y otra vez. Pero como en este país eso de estudiar esa materia  se ve de manera peyorativa…, pues así nos damos los mismos porrazos siglo tras siglo. Sólo recuerdo que aquellos que menosprecian el conocimiento pretenden que no seamos independientes. Así podrán manipularnos una y otra vez, como lo hicieron la nobleza y el clero con el Motín de Esquilache para quitarse de en medio a los que estaban mejorando las condiciones de la sociedad y eliminando el poder de los privilegiados.


1 comentario:

  1. Un artículo para la reflexión. La manipulación no es nueva, y el recelo hacia lo desconocido nos lleva a absurdos insospechados. Aún hoy, hay quien obstaculiza la investigación que pueda llevarnos a salvar vidas o a atenuar los efectos de algunos tratamientos agresivos.

    ResponderEliminar

Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.