Una de las
cosas que más me sorprende es que gente que suponía –o que ellos se suponen-
inteligentes se dejen engañar y arrastrar por ciertos traumas que la dictadura
franquista –apoyada en una larga presión de las clases pudientes- ha dejado en
la mente de la sociedad. Esto es una idea tan absurda como que un cristiano no
puede “pecar” de “rojo” (al que ve como un loco que lanza botellas incendiarias al mobiliario urbano e, incluso, a la policía) cuando las bases de dicha religión son claramente de
izquierdas (olvidemos la institución en sí, que ha manipulado y vaciado un
pensamiento para controlar a la plebe). Y el mismo absurdo prejuicio
encontramos también en algunos que se consideran en ese bando escarlata ya que
en su mente se dibuja la imagen de un fascista cuando aparece el tema religioso.
En definitiva , tenemos a gente cuyo comportamiento y pensamiento sería más humana,
más de izquierda, pero que al ser cristiano se ve “obligado” (por esa presión
social de terror que ejerció el franquismo a la que me refería antes así como
la propaganda nobiliaria especialmente en
el teatro del XVII) a votar e incluso a defender vehementemente una
ideología que le cercena la cabeza, las extremidades y algún miembro más que no
voy a mentar. Comportamiento totalmente absurdo e incongruente.
Justamente la congruencia –junto a la observación y el
análisis reflexivo- es algo que escasea en nuestra sociedad. Ya sabe, querido
lector, que puedo llegar a comprender –aunque no lo comparta- que un gran
empresario vote a aquellos que históricamente lo han favorecido en detrimento
del resto de los seres humanos; pero que un obrero apoye a un grupo que SIEMPRE
lo ha perjudicado y lo hará…La verdad que me da mucha pena, puesto que de todo lo que ocurre actualmente tenemos la
culpa los que lo permitimos. Quiero decir que si nos roban, nos maltratan y nos dejan en una extremada
miseria tanto material como moral, tontos somos nosotros por permitirlo de
diferentes maneras: dando nuestro voto a esa gente, no votando, no yendo a las
manifestaciones de cualquier problema social, cayendo en manipuladora
propaganda, no analizando ni reflexionando sobre la situación y su historia así
como sobre las palabras y lo que esconden…
Esto me ha
llevado al disgusto social con los dos grupos políticos más resaltados de
España (aunque he de decir que, a pesar de que se repita la cancioncilla de que
“la misma mierda son” me parece un poco estúpida esa conclusión en tanto que
–siempre con sus errores- hemos de comparar la realidad de las medidas desde
las ayudas sociales que aportan unos -con sus deficiencias, claro está- a la
eliminación de éstas para dirigir el dinero público a un bolsillo privado -lo que de toda la vida se ha denominado robar) y a
la subida de adeptos a uno de los partidos que para mí siempre ha sido
sospechoso. Un grupo político que se presenta como centro izquierda y socialdemócrata, pero que dice una cosa para actuar de la manera contraria. De un
modo que recuerda estrechamente a la forma de Esperanza Aguirre. Seguro que el
lector más avispado ya lo ha adivinado. Sí, me refiero a ese partido que ataca
verbalmente, pero es apoyado por la derecha, hasta la más extremista. Y esto da
verdadero miedo, especialmente cuando te encuentras falangistas en sus actos.
Resulta muy sospechoso, sobre todo si se analizan bien las palabras y los
actos de la dirigente. Actitud, que como indicaba más arriba, se asemeja a la Presidente de la Comunidad de Madrid con
sus discursos vendiendo humo, por ejemplo, sobre la educación que deslumbra a
una sociedad que se deja engañar por un calamitoso bilingüismo (eliminación de
profesionales para colocar gente a dedo, elitismo, notas desorbitadamente
falsas), unos carteles publicitarios en los que pone algo así como “respetemos
a nuestros profesores” (con un dinero
que quitan del presupuesto dirigido a educación; eliminando a más de cinco mil
puestos de profesores –que ya escaseaban pues se llevan deshaciendo del
profesorado desde hace largo tiempo-, se eliminan apoyos y la libre elección de
optativas, entre otras muchas barbaridades típicas del fascismo; denigrando a
sus profesionales y mintiendo claramente
sobre la situación para atrapar a los incautos ciudadanos a fin de evitar la solidaridad y la profunda
reflexión).
No me voy a
dedicar a analizar punto por punto cada uno de los supuestos discursos
combativos de la líder del partido que verdaderamente nos ocupa y los actos que
se esconden tras las palabras manipuladas convenientemente. Cada uno habría de
empezar a hacer este trabajo por sí mismo. Si uno no comienza a esforzarse por
intentar ver la realidad por sí mismo, siempre será engañado en especial si al leer este artículo ha pensado a mí no me engaña. Es cierto que se
necesita tener ciertos conocimientos (para esto sirve la enseñanza pública sin que la denigren, para fomentar el pensamiento crítico y la capacidad de analizar la realidad con coherencia), pero también saber observar así como que dos más dos son cuatro.
Sólo voy a
colocar la siguiente idea: ese partido resulta un instrumento propagandístico
más de una derecha que busca la desunión de la izquierda. Trampa en la que la
sociedad ha caído sin analizar las consecuencias.
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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.