Esta
enfermedad reumática autoinmune crónica afecta en torno al 6% de la población.
El problema es que da negativo en los análisis de enfermedades reumáticas, por
lo que puede pasar inadvertido para los médicos. Eso sí aparece el antígeno
HLA-B27, aunque esto no significa que se padecer la enfermedad, sino
que se puede transmitir a los hijos. De hecho suele tardarse mucho en ser
reconocido por los médicos, llegando incluso a pasar quince años hasta que se
descubre. El caso es que ahora se sabe que tal gen reacciona mal a ciertas
bacterias.
Algunos de sus síntomas son el dolor de
espalda, rigidez, solidificación de la columna (llegando a deformarla y a
dificultar el movimiento), entesitis (inflamación en la inserción de ligamento,
músculo o tendón en un hueso) especialmente lumbar e iliaca (aunque puede darse en cualquier
parte), inflamaciones oculares (provocando fotofobia y migraña), problemas para
que las costillas se expandan en el momento de la respiración, fiebre, pérdida
del apetito, inflamación de otros órganos (como el corazón)…
Suele
indicarse que se da más entre hombre que entre mujeres, a las que cuesta más
diagnosticar. Se ha descubierto que, aunque parece que los síntomas suelen
iniciarse en la adolescencia y en la juventud, ya parten de la infancia con
dolores que comienzan en rodillas, caderas o talones para llegar, al fin, a la
columna. A esto se suma que suele relacionarse con la psoriasis y con
enfermedades que provocan la inflamación del intestino (colitis o la enfermedad
de Crohn).
Una vez que
se ha diagnosticado, la verdad es que ahora se conoce poco y ni siquiera
se sabe qué la activa realmente, pocas
son las soluciones que van de los típicos antiflamatorios, que no curan la
causa, hasta la nutrición. De este modo
se ha hecho evidente que la deficiente
alimentación actual ha provocado la putrefacción del intestino por el aumento
alarmante de una serie de bacterias. Por ello, ciertos nutricionistas
aconsejan, junto al ejercicio moderado, la eliminación de gran parte del
almidón (que tanto cuesta digerir al estómago y al intestino) y la totalidad de
los lácteos.
Esto nos es
sólo una llamada de atención para que cuidemos nuestra alimentación de verdad;
que miremos los ingredientes de los productos y no los cojamos si no entendemos
su jerga (ya que posiblemente, muchos de esos ingredientes no habrían de estar
allí); que no nos fiemos de la publicidad atemorizante de productos de moda
relacionados con la supuesta ayuda a los anticuerpos, pues lo que provocan es
la pereza de nuestro cuerpo y del intestino, dando lugar a la putrefacción que
más arriba indicaba).
Espero que le
haya sido útil y que recuerde que si padece dolores de espalda de más de tres
meses, ha de acudir a su médico.
Cuide su
alimentación y la de sus hijos. Lo que coma hoy, conducirá su cuerpo (y el de sus descendientes, ya que muchos
padecimientos se están pasando a los hijos pues algunos alimentos o envases
modifican, incluso, el ADN) por un camino o por otro en temas de salud.
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