Los Juegos Olímpicos eran en su origen unas fiestas religiosas, culturales y deportivas celebradas en Grecia -en la ciudad de Olimpia- desde 776 a C al 392 d C (momento en el que el emperador Teodosio I los prohíbe por considerarlos paganos) cada cuatro años en honor a Zeus. Resultaban de tal importancia que las guerras tomaban una pausa para que los Juegos -desarrollados por Heracles, según cuenta la leyenda- tuvieran lugar bajo la vigilancia de la gran estatua de Zeus y la llama olímpica. Se competía en lucha, pentatlón (que incluía lanza de jabalina, de disco, salto de longitud),salto de longitud, carreras de carros e incluso modalidades artística. Eso sí, sólo participaban hombres, teniendo estrictamente prohibida la entrada las mujeres.
El ganador era premiado con una corona de laurel -símbolo del dios Apolo- y una estatua.
A él le debemos también el diseño de los cinco aros olímpicos (1914), simbolizando los cinco continentes unidos por el deporte, así como todo el protocolo.
A pesar de que comenzar siendo un hombre rico, murió en la miseria -había dado todo por la causa olímpica- y olvidado por todos. Su último deseo fue que trasladaran su corazón a Olimpia. Allí, bajo una estela de mármol, descansa.
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