Madre e hijo, Klimt. |
Desde los orígenes de la
Humanidad se ha celebrado el valor de la vida, de ahí que se adorara a divinidades
femeninas sobre las masculinas. Sin embargo, fue dejándose atrás la importancia
del papel de la madre y la mujer. Aunque
se ha recuperado el día de honrar a las
madres –en diferentes fechas, según el país- la verdad es que el origen de
estas celebraciones no ha tenido un carácter sincero.
Madre con niño, Renoir. |
Recordemos el caso de Francia,
por ejemplo. Remontémonos en un momento en que las mujeres se encuentran
relegadas al papel de dar a luz. El caso es que la situación no es lo
suficiente buena para engendrar hijos, con lo que las parejas comienzan a
emplear asiduamente el anticonceptivo ancestral: la marcha atrás. Al Gobierno
no le hacen mucha gracia las consecuencias, por lo que lo prohíbe (que me
expliquen cómo iban a cerciorarse de que no se llevara a cabo). Sin embargo, en
la mente de las mujeres empieza a surgir la rebeldía y la búsqueda de la
libertad para controlar su cuerpo. Aumentan los anticonceptivos y abortos entre
las mujeres de todas las clases sociales.
No olvidemos que, en ese momento,
Francia es un país en constante guerra por los intereses imperialista y que la
sombra de Alemania se alarga terroríficamente. De manera que, tras las
numerosas pérdidas de soldados en batalla, el Gobierno se da cuenta de que no
habrá niños suficientes para que luego formen parte del ejército. Las
prohibiciones y las descalificaciones no han tenido el efecto esperado. Hay que
cambiar de táctica. Así las cosas considera que lo mejor es “dorar la píldora”
a las mujeres. Con este fin, los políticos crean la celebración del Día de la Madre.
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