martes, 3 de diciembre de 2013

SUÁREZ Y CARRILLO.


La curiosidad de la semana tiene que ver con nuestra historia más o menos reciente. A la muerte de Franco había dentro de sus filas dos posiciones más o menos diferenciadas: el búnker, conformado por los más  totalitarios; otro grupo de jóvenes que querían cambiar desde dentro  el Gobierno. A este último grupo pertenecía Adolfo Suárez, que se fue haciendo con el liderazgo. Su idea era formar elecciones con todos los partidos, pero sin descontentar al búnker. Había que legalizar partidos que habían estado perseguidos durante varias décadas. El problema estribaba en el caso del Partido Comunista. Suárez y Carrillo se reunieron en secreto y descubrieron que tenían más cosas en común de lo que habían pensado. Suárez sabía que el búnker se opondría a la aprobación del Partido Comunista. Así que decidió legitimarlo en medio de las vacaciones de Semana Santa, cuando nadie podía oponerse a él.
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