martes, 9 de julio de 2013

REGALOS.


He de reconocer que llevo un tiempo creyendo que no me gusta que me hagan regalos. Lo paso bastante mal. Soy muy vergonzosa y no llevo bien ser el centro de atención ni que alguien se moleste por mí. Prefiero estar en las sombras observando . Sin embargo, he descubierto que realmente me han dirigido hacia esa actitud.

Regalar algo a alguien muestra  lo  importante que es para ti. Me explico: regalar por regalar es un absurdo, ya que el obsequio da a entender cuánto conoces a la persona y, por tanto, cuánto te interesa. Un regalo puede hacer un daño tremendo por el significado que cobra. Y es que todo acto del ser humano comunica. Entregar figuras de reyes magos, por ejemplo, a un ateo resulta hasta insultante, por poner un ejemplo. En especial si se hace de manera seria por parte de allegados que, encima, no tienen tampoco ningún interés en la religión. Un absurdo, como decía.

Algún lector puede creer, entonces, que soy difícil de contentar. Nada más lejos de la realidad. Supongo que, como para cualquier ser humano, que alguien se preocupe en pensar un regalo adecuado para uno hace sentirse querido. Recuerdo que mi pareja, por ejemplo, al principio de nuestra relación me obsequiaba con objetos caros, hasta que se dio cuenta de que soy como una niña pequeña de las que se contentan con cualquier cosa. El año pasado, por ejemplo, me sorprendió llenando el salón de globos y decoración de cumpleaños. Y eso me emocionó más que cualquier objeto, ya que había dedicado tiempo en mí. Mi hermana, por ejemplo, a la que quiero muchísimo y considero una amiga más -aunque a veces deba echarle algún que otro rapapolvos- pasó tiempo recopilando canciones que me gustan para crear dos discos a los que tengo mucho cariño y empleo para alegrarme el día. O que mi padre me obsequiara con una cinta cuando cumplí los doce años. Música seleccionada para mí de mi infancia y adolescencia. Y no me refiero a canciones de niños, no (una de las cosas que más agradezco a mis padres es justo la educación musical en una amplia sección de este arte). Y seguro que recordáis el detalle que mi padre tuvo el año pasado.
Los garabatos en rojo son, en realidad,
los autógrafos de mi hermana cuando era  muy pequeña. ;)



En definitiva, realmente me encantan los detalles, incluso este tan tonto como que google me felicite en mi cumpleaños.






Si te gusta la entrada, suscríbete a El ballet de las palabras: el blog cultural. by Email

4 comentarios:

  1. No sé si realmente hoy es tu cumpleaños o no, pero por eso, porque no lo sé y no me gustaría pasarlo por alto, te felicito y te deseo que cumplas muchísimos más, pero con un deseo, que no una condición....... que yo los vea.
    Me queda una duda: Cuántos?, aunque esa coquetería de mujer y esa decisión de guardar tu imagen, posiblemente nos impida saberlo. Un abrazo Patry y Feliz día

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! Fue el 9 de julio.

      Espero que sean muchos más. Veremos.

      Besazos.

      Patry

      Eliminar
  2. Lo serán y no lo pongas en duda. Un beso para ti también

    ResponderEliminar
  3. ¡¡¡Hasta Google te felicita!!!

    ResponderEliminar

Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.