Ya hemos visto en otras entradas un tema que se repite en las diferentes y distantes civilizaciones: el diluvio.Hoy vamos a recordar la versión asiria, conservada en una tablilla. La historia es relatada por Utnapishtim, el héroe del diluvio, al rey Gilgamesh.
Utnapishtim vivía en Shurrupak, una ciudad babilónica, cuando el dios Ea le envía un mensaje mediante un muro de ladrillos. En él le advierte que va a darse un diluvio. Así que le sugiere que construya una barca, para lo que le indica las medidas. Una vez hecho, el hombre mete a su familia en el barco junto a oro, plata y todas las especies. La tormenta comienza y resulta tan tremenda que hasta los dioses se sienten amenazados.
Así pasan siete días, hasta que deja de llover, pero el barco ha quedado encallado. Para saber si hay costa cerca, Utnapishtim suelta una paloma, pero ésta, sin lugar donde posarse, vuelve. Lo mismo ocurre con una golondrina. Al soltar un cuervo y éste no volver, desembarca con su familia y hace un sacrificio a los dioses. Estos, tentados por el aroma, se acercan. La reina madre está disgustada ante la aniquilación de los seres que ha creado y culpa a Enlil. Sin embargo, éste se enfurece al enterarse de que una familia de humanos ha sobrevivido. Ea procura tranquilizarlo, terminando por confesar que ha sido él quien ha dirigido a Utnapishtim. Entonces, Enlil otorga la vida eterna a Utnapishtim y a su familia.
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Lo que más me intriga del asunto es, tal vez, un asunto sin importancia, pero me gustaría saber por qué es el cuervo el que no vuelve, y es mandado en tercer lugar, tras la paloma y la golondrina. ¿Hay algún significado oculto?
ResponderEliminarEso fue una señal para Utnapishtim de que las aguas habían bajado y que el pájaro había encontrado un lugar donde posarse. Solo eso, saludos.
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