Hace largo tiempo que me pregunto
cuál es la causa de que un cargo público como ministro, alcalde o presidente, catalogados
como funcionarios de tipo A, no sea seleccionado mediante una dura prueba de
oposiciones como ocurre en otros sectores.
Y creo que más de uno lo consideramos cuando algunos que nunca han
pasado un verdadero análisis de
cualidades –como es el caso de Aguirre- insulta a los que sí que lo hacen.
Esto me barruntaba cuando cierto
político puso en su facebook lo
siguiente:
Es
electo —lo hemos votado— y MERECE RESPETO institucional
incluso cuando su composición no coincida con nuestra ideología.
Respetar el Parlamento significa respetar la voluntad ciudadana.
Todo el mundo puede presentarse, votar y ser votado… en paz.
Este sistema es muy mejorable… pero no a través de la violencia.
Puedes discrepar, pero por favor: hazlo sin insultos ni amenazas.
Lo mejor de nuestra Historia, está por escribir. (Jaume d'Urgell)
incluso cuando su composición no coincida con nuestra ideología.
Respetar el Parlamento significa respetar la voluntad ciudadana.
Todo el mundo puede presentarse, votar y ser votado… en paz.
Este sistema es muy mejorable… pero no a través de la violencia.
Puedes discrepar, pero por favor: hazlo sin insultos ni amenazas.
Lo mejor de nuestra Historia, está por escribir. (Jaume d'Urgell)
Obviamente estoy en contra de la
violencia en todas sus facetas (que no es sólo la de soltar un guantazo a
alguien), pero no me parece legítimo que acceda a un cargo de tanta
responsabilidad como la de diputado gente incompetente. De modo que puse un comentario de esa guisa,
indicando que para llegar a esos puestos debían pasar unos exámenes de
oposición con diferentes pruebas en relación a su labor y cumpliendo unos
requisitos. El pueblo, después votaría entre los aprobados. Además incluía en
ese comentario la idea de que habría que educar bien a la ciudadanía a fin de
que se tomara en serio la importancia del voto, ya que condiciona a una
sociedad entera (incluidas generaciones futuras). De manera que elija tras reflexionar y evite tomar la insensata decisión
de no votar, pues eso sólo ayuda a legitimar a los verdugos. Y es que, no nos
engañemos, que nos tomen el pelo los que están en el poder realmente es culpa
nuestra por permitirlo. En definitiva, por un lado, necesitamos un filtro para
que los políticos entre los que tengamos que votar sean válidos y no enchufados;
por otro, una ciudadanía concienciada, educada y, por tanto, inteligente.
Bueno, la respuesta de este
político fue la de borrar mi comentario (que iba en una línea educada, lo
prometo) y bloquearme la posibilidad de poder expresar mi opinión en el futuro.
Esto me sorprendió en un primer momento en tanto que es conocido por presentar
ideas bastante humanas. Después caí en la cuenta de que parecía que el tema era
más o menos doloroso y resultaba más fácil evitar el debate si no había pruebas
de la idea que había plasmado y que a mí me parece bastante razonable. De
manera que esa actitud comunica claramente que una cosa son las bonitas
palabras y otros los actos. Considero que si alguien verdaderamente se preocupa
por la sociedad no le importaría, al menos, debatir ese asunto. ¿O es que hay
miedo de no poder pasar el corte?
En ese comentario no presenté
específicamente en qué consistirían las pruebas, pero yo pondría unos
requisitos, tal como indicaba antes, del estilo que sea necesaria la titulación
y experiencia relacionadas con el campo que va a desempeñar, con el fin de
evitar ese peregrinaje absurdo por distintos ministerios. Por ejemplo, para ser
ministro de Educación sólo podrían presentarse personas que hubieran ejercido
como profesores en la escuela pública, evitando a los que hacen leyes sin tener
ni idea del ámbito que representan. Si lo que se desea es acceder a la Presidencia , añadiría
una prueba de inglés, ya que resulta bastante vergonzosa la situación de nuestros políticos en el extranjero (todos
nos acordamos del bochorno que nos hizo sufrir Aznar, Zapatero y el mismo
Rajoy). Además, añadiría un examen de ética y haría pruebas psicológicas para
evitar que lleguen a gobernarnos verdaderos sociópatas como sucede ahora.
Me parece una idea interesante,
ya que –aunque siempre se colaría alguna oveja negra_ existiría una mejor
selección entre la que el pueblo pudiéramos elegir. Ya no sería visto como un
paraíso para el ladrón, sino como lo que verdaderamente es: un cargo de alta
responsabilidad (de ahí que se considere de funcionariado de tipo A).
Este texto lo había escrito antes
de que supiera, gracias a facebook, que Pérez Reverte publicaría después este
artículo que os enlazo.
Aunque en un primer momento pensé
que ya me había pasado otra vez lo mismo (que alguien publicara antes que yo
sobre un tema concreto), después me alegró el hecho, pues resulta muy
interesante que esa idea la transmita y la propague alguien tan leído como
Reverte. Así que espero que la ciudadanía reflexione y exija un
mejor sistema de selección de políticos. A debatir.
De nuevo, Patricia, se pone de manifiesto la importancia del poder. En el mundo en el que vivimos, consiste principalmente en poder tener voz, un micrófono. Los políticos se mueven con esa ventaja sobre el resto de la ciudadanía. Pueden soltar lo que quieran, que los demás no tienen la posibilidad de rebatirlo (mírese lo que te ha pasado a ti, o lo que les pasa a los profesores con las FALSAS acusaciones de Aguirre. En el fondo y en la forma ella es la primera en saber las tonterías que dice, pero lo hace a conciencia (lo que demuestra su calado moral) porque conoce la imposibilidad del colectivo a hacerse oír, de manera que su mensaje cala en la sociedad. De las oposiciones de políticos pasa como con la petición constante de que los primeros que deberían apechugar con la crisis son los altos cargos, reduciéndose el sueldo, quitando coches oficiales, dietas, duplicidad de cargos...Que los que están subidos en el dólar no quieren bajarse ni a tiros. Lanzan granadas (como se ha hecho siempre) contra aquellos que consideran que son mejores, o que poseen algo que ellos creen no tener. Y es que en la actualidad el peor de los pecados capitales es la envidia, y es preferible tildar de vagos a los funcionarios que reconocer su mérito por haber sacado unas oposiciones para los que ellos no están preparados (dicho lo cual, sería curioso ver cómo se desenvolvían en unas a políticos, siguiendo los criterios propuestos en este blog o en el artículo de Reverte. Creo que nos reiríamos mucho). Por último, llamar la atención sobre el detalle de Reverte del político concejal de cultura...¡¡¡SIN HABER ACABADO BACHILLERATO!!! Si esto no levanta urticaria es que ya nos hemos insensibilizado del todo. Yo ya me estoy rascando.
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