A pesar de que las diferentes tribus
australianas solían cooperar para sobrevivir, no existe mitología conjunta.
Además, se ha transmitido de manera oral, guardándose en secreto algunos
conocimientos destinados a los iniciados. De manera que esto y las
consecuencias de la colonización (de las aproximadamente doscientas lenguas que
existían sólo quedan unas cincuenta) hacen que estos relatos tengan un futuro
incierto.
Los
aborígenes australianos relacionan el origen del mundo no con la creación, sino
a la modelación. Muchos de estos pueblos consideran que aparecen gracias a una
inundación que eliminó la sociedad anterior (¿no os resulta familiar?). El caso
es que existen pruebas al respecto, mostrando que el nivel del mar subió a causa del final de la última glaciación.
En el
noroeste del continente, los worora de los kimberleys creen que fueron los
wondijina (héroes ancestrales) los que provocaron dicha inundación (de esta época serían las pinturas rupestres). Después,
cada uno se marchó a su país (¡después de haber devastado una sociedad!). A mí
me recuerda a los cambios de ciclo de los que hablan los indígenas americanos o
los griegos, por ejemplo).
Para los tiwi
(habitantes de las islas Melvilla y Bathurst, frente a la costa septentrional
del continente) Mudungkala, una ciega anciana, surgió del suelo, junto a tres
niños, durantes el periodo de Creación o Época del Sueño. Separó las islas y
las hizo habitar por los pequeños. A la vez que avanzaba, brotaba el agua.
Según otros
pueblos aborígenes, es una gran serpiente (relacionada con el arco iris) la que
provoca la inundación. A esto nos referiremos en otra entrada. Os espero.
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