viernes, 20 de abril de 2012

¿ES EL PRIMER MUNDO REALMENTE EL PRIMER MUNDO?



Suceden tantas barbaridades que se salen del civismo, la moral y la razón que siempre me cuesta decidir que vía analizar: la hipocresía de un rey anciano presidente de honor de  WWF pero que asesina animales; un Ministro de Educación que hace declaraciones fuera de lugar y se muestra incompetente así como poco preocupado por la ciudadanía; la Presidente de una comunidad que ve innecesaria la educación mientras hace una subida históricadel transporte; la intención de construir en lugares protegidos;  la “política” de los recortes presupuestariossanitarios, educativos y sociales a favor de un mal llamado “biencultural”;  el copago a pensionistas a los que se les está tocando la pensión a pesar de haberse indicado que no se vería afectada a la par que se les dice “son cuatro cafés”;  los soldados americanos posan con cadáveres; el Corte Inglés que lleva años preparando safaris en los que se paga por asesinar animales;  la guardia civil deteniendo a dos representantes de un sindicato porinformar sobre la huelga y los acusen de terrorismo; la profanación delmonumento a víctimas; el ataque al funcionariado; enjuiciamiento del movimiento educativo para evitar que informe a la sociedad; el gobierno del PP de una localidad madrileña (Arganda del Rey) que se va a deshacer del  único punto cultural que tiene (el conservatorio) a favor de la barbarie de los toros…

Todo esto me ha dado que pensar, de nuevo, en que en nuestro orgullo solemos considerarnos el primer mundo. Llenamos nuestra vida de iphones, ordenadores, televisiones, redes sociales y otras banalidades típicas de sociedades de consumo. ¿Pero qué es lo que hace a una sociedad pertenecer al primer mundo?

En primer lugar, suponemos que ha de satisfacer las necesidades básicas. Mas, ¿éstas son sólo del tipo alimenticio?

Es obvio que el ser humano necesita considerarse en un grupo, necesita sentirse socializado. Ya nos advertía Aristóteles que cada uno de nosotros somos animal social. En este punto me pregunto si realmente en estas civilizaciones tan avanzadas estamos socializados. ¿Pertenecemos a un grupo? ¿Formamos, todos, un grupo? ¿Han conseguido individualizarnos y aislarnos?

Espero que con el ejemplo que indico a continuación se haga, querido lector, una opinión.

Un antropólogo que hacía un estudio de las sociedades africanas, propuso un juego a los niños de una tribu: el primero que llegara a la cesta de fruta que había colocado junto a un árbol, se quedaría con ella.

Cuál fue la sorpresa cuando los niños trabajaron en grupo, cogieron la fruta y se la repartieron. Ante la pregunta perpleja del investigador, los niños respondieron: ubunto (“soy yo porque nosotros somos”), ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?

¿Imagina, lector, lo que pasaría en cualquier lugar del llamado primer mundo? Sí, estaría tan lejos de la moral y la razón que sus seres no merecerían llamarse seres humanos.

Si el hombre es un animal social por naturaleza, ¿Qué son esos seres vacíos e infelices que se pisotean para conseguir bienes materiales?

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.