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lunes, 23 de enero de 2012

SETENTA AÑOS DE LA MUERTE DE MIGUEL HERNÁNDEZ.



Si en 2010 se celebró el aniversario del nacimiento de Miguel Hernández, ahora se cumplen setenta años de su muerte. Ya en el 2002, se celebró en las universidades. En la Complutense se abrió el curso 2003 – 2004 con un Congreso Internacional de Miguel Hernández, acaecido del veintiséis al treinta de octubre. De modo que me servirá de base para honrar a dicho poeta durante esta semana. Lo llevaré a cabo haciendo un repaso cronológico por las diferentes conferencias dadas en Madrid, incluyendo el “Homenaje a los coetáneos de Miguel Hernández”, que tuvo lugar la tarde del lunes veintisiete.

Primero hagamos una breve biografía del poeta (Orihuela, Alicante, 1910-Alicante, 1942). Se supone que fue criado en el seno de  una familia humilde, trabajó con su padre pastoreando cabras y asistió a la escuela hasta la edad de 14 años. Su  primer contacto con el arte fue a través del teatro: asistía a las funciones que se  presentaban en la Casa del Pueblo de su ciudad natal y, en alguna ocasión,  tomó parte en representaciones dramáticas. 
Su vocación literaria le llevó a leer a los autores clásicos españoles y a  ingresar en el círculo El Radical, con Ramón Sijé. En aquella época publicó  sus poemas de juventud en un periódico de su pueblo y, luego, en la revista  ElGallo Crisis

En 1933 publicó su primer libro, Perito en lunas. En 1934 volvió a Madrid y publicó, esta vez en la revista Cruz y  Raya, su auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y  sombra de lo que eras. Influido en lo poético y en lo político por el  chileno Pablo Neruda, en 1935 publicó El rayo que no cesa, una  colección compuesta mayoritariamente por sonetos de gran pureza  clásica. Un año  después, al estallar la guerra civil española, Hernández se alistó en el ejército republicano. 

En 1937 se casó con Josefina Manresa, participó en el II Congreso de  Intelectuales Antifascistas y, más tarde, viajó como invitado a la Unión  Soviética. Con la derrota republicana, el poeta fue condenado a muerte, pero  la pena fue conmutada por la de prisión perpetua. Pasó por varios penales y  escribió, en cautividad, su Cancioneroy romancero de ausencias  (publicado póstumamente en 1958). En 1942 murió en la cárcel de  Alicante a causa de una pleuresía mal tratada. Del resto de su producción  cabe destacar Viento del pueblo (1937), El hombre acecha  (1939) y El labrador de más aire (1939). 

Además de poemas, Miguel Hernández también produjo algunas obras de teatro. Durante la guerra civil escribió piezas de propaganda de un solo acto, como Pastor de la muerte (1938). 


Para saber más:

1 comentario:

  1. Miguel Hernández me trae muchos recuerdos. En primer lugar, por el congreso al que aludes, al que asistí, con muy buenos recuerdos, por ciertto (y con algunos bochornos también, como aquél Miguel entonado lastimero y politizado mientras Zaplana ejercía de malo de la película (hay algunos actores que se encasillan con una facilidad...). También la bibliotecta pública de Villalba le está dedicada, con aquellos versos del hombre ye del barro grabados a la entrada.
    Ahora, como profesor de pueblo, creo que es una buena figura para ejemplarizar cómo el talento no entiende de determinismos geográficos. No soy lector de poesías, lamentablemente (es un género atemporal, sin casi cabida en un mundo donde la tiranía del reloj somete las rimas), pero siempre tengo en la memoria los versos de la "Nana de la cebolla" en las notas musicales de Serrat, con esa sensibilidad particular que se me ha quedado dentro. ¿Habrá algún día que se deje de encarcelar a los espíritus libres y se llenen las celdas de los impresentables que no saben soñar, y no dejan a los demás hacerlo?

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.