Páginas

domingo, 29 de enero de 2012

RELIGIÓN EGIPCIA: MITO DE LA CREACIÓN EN MENFIS.



Ya comentamos la semana pasada que tres habían sido las cosmogonías en Egipto. Vimos la versión de la ciudad de Heliópolis. Hoy nos centraremos en la de  Menfis.

Ptah.
Esta ciudad había sido la antigua capital de Egipto. En ella se creyó en el dios Ptah, considerado la más antigua divinidad y el “más grande de los supervisores de los artesanos”. Un gran demiurgo o artesano que creó y supervisó el surgimiento del mundo y sus seres.  En la época de Ramsé II se fundiría con  Ta-tene (“la tierra se ha hecho distinguible”); es decir, se considera que surge de Nu al equivaler al montículo que emerge de él, según comentamos en el anterior artículo

Como demiurgo, dio vida a otros dioses, incluido Atum (divinidad de la que hablamos la semana pasada al tratar la versión de Heliópolis), a partir de tanto de su lengua como de su corazón. Recuerdo que los egipcios consideraban que el raciocinio se encontraba en el corazón, de manera que al partir los demás de esta dos partes de su cuerpo se hace evidente lo que consideran más importante: la razón y la comunicación. Si comparamos la manera de crear de Atum, según la versión de Heliópolis, mediante el semen, Ptah es una divinidad superior, mostrando la superioridad cultural de Menfis respecto a Heliópolis.

Con sus palabras, Ptah va creando las cosas. A mí, personalmente me recuerda a la filosofía de Nietzsche al comentar que los seres humanos, en el origen de las sociedades, creamos una propia visión del mundo poniendo a la realidad nombres. La palabras contendrían conceptos limitados y modelos del referente real. De hecho, la visión mágica y misteriosa que se puede otorgar a la palabra da lugar a que este dios sea, más tarde, considerado divinidad de la magia. Y, como veremos, es de gran relevancia en el Libro de los Muertos.

Como puede ver, lector, las ciudades van aportando su divinidad creadora a una historia de las divinidades que llegará a ser común en Egipto.

Leer también:





2 comentarios:

  1. Tengo un cariño especial a la religión egipcia, puesto que fue la primera que, siendo niño, me interesó y me metió de lleno en el mundo de la mitología. Esos dioses mitad hombres mitad animales resultan muy "golosos" para los niños. ¡Qué pena que se estén perdiendo estas inquietudes!
    El año pasado tuve la suerte de dar MAE en un instituto, y les hablé de religiones antiguas. Por supuesto, la religión egipcia tenía un papel destacado. Era un grupo malo, pero me sorprendió gratamente que se mostraron interesados por el tema, y me pidieron más información. Esto me ha hecho reflexionar sobre la certeza de que el problema no está en los niños, sino en los adultos que no se preocupan en educarlos en aspectos básicos como la pasión por la lectura.

    ResponderEliminar
  2. Estoy totalmente de acuerdo. Los niños son reflejo de lo que hacemos o dejamos de hacer. A veces creemos que no importa que nos molestemos en inculcarles cosas, pero justamente eso resulta de gran relevancia. Me hizo gracia un comentario que soltaban en "La que se avecina" (esos comentarios que parecen inocentes, pero tienen una gran profundidad y ocultan una crítica social): venía a decir que se multaba por conducir borracho, pero que se permitía tener hijos en esas condiciones. Ahí lo deja. Somos nosotros los adultos (padres, profesores, maestros, políticos, presentadores, etc)los culpables de que un niño de lugar a un ser humano completo o a un esperpento moral e intelectual.Sin embargo no parece que nos importe lo más mínimo la alta responsabilidad que tenemos, y aquellos pocos (palabra clave) son perseguidos y ninguneados.

    Muchas gracias por tu comentario. ¡Que seguidor más fiel!

    ResponderEliminar

Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.