Ayer, la que os habla casi sufre un paro cardiaco cuando la gente que suele visitarnos en el Ciclo Cultural me mandó sus disculpas por no poder acercarse. No podía creerme que, llevando a un autor de la altura de Lacarta, el hermoso local fuera a quedar casi vacío.
Preparación de cuartillas a última hora para informar a los transeúntes, colocarme mi más dulce sonrisa, recuerdo de mi época de promotora de eventos (ay,¡ cuántas cosas no sabéis de mí!) y dirigirme a los galapagueños de toda la vida. ¡Qué gente tan amable! Algunos, con sinceridad y educación afirmaron que resultaba muy interesante, pero tenían que declinar la oferta. Había partido. El fútbol, siempre el fútbol.
En esto vi salir a unas ancianas pizpiretas de un centro de mayores. ¡Sorpresa! Ahí que fueron las señoras. A la aventura cervantina. Al menos hay seis personas, me dije. Sin embargo, Manuel se merece más.
Me disponía a continuar cuando la escritora y compañera de Asociación Letras Vivas -Dolores Leis- se acercó para darme la buena noticia: la sala estaba llena.
El resto de la información se la dejo a ella, que la ha publicado en la web de la Asociación.
Muchas gracias por la compañía y la crónica.
Y a esas dulces señoras, las gracias quedan cortas. Sí, se marcharon antes, pero ahí como se las veía, con dificultad para caminar, tenían que andar unos kilómetros para llegar a su casa. ¡Increíble!
IV JORNADA DEL CICLO DE EL BALLET DE LAS PALABRAS.
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Bien está lo que bien acaba. Me alegro de que finalmente fuese un éxito de asistencia. Yo estoy demasiado lejos y estas cosas me dan envidia (no sana, de la mala, mala, jaja). Saludos.
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