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sábado, 21 de diciembre de 2013

COMENTARIO DE RIMA VII DE BÉCQUER





     RIMA VII

Del salón en el ángulo oscuro, 
de su dueña tal vez olvidada, 
silenciosa y cubierta de polvo 
        veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas 
como el pájaro duerme en las ramas, 
esperando la mano de nieve 
        que sabe arrancarlas!

—¡Ay! —pensé—; ¡cuántas veces el genio 
así duerme en el fondo del alma, 
y una voz, como Lázaro, espera 
que le diga: «¡Levántate y anda!».


A continuación va a comentarse el presente texto, la Rima VII de Gustavo Adolfo Bécquer, siguiendo tanto el modelo de comentario de Díez Borque y Lázaro Carreter como la Teoría de Bühler.
En primer lugar puede afirmarse que es un texto literario, escrito con intención estética al embellecer el mensaje con extrañadores, entre los que destacan tres: los recursos retóricos, la connotación y el verso, mediante el que se hace una descripción. A esto se suma que pertenece al género lírico, pero la estrofa presenta la libertad propia del Romanticismo, antecedente de la del siglo XX, así como el recuerdo de formas populares. De este modo rimarán los versos pares en asonante (a-a) mientras se mezclan decasílabos con hexasílabos.
En cuanto al punto de vista de la voz, aparece un yo lírico que pinta con palabras lo que ve y lo que piensa ante ello, como en el verso noveno: pensé. Sin embargo, resulta una descripción simbólica y connotativa, como veremos más abajo. Por otro lado, no aparece un tú textual explícito; parece que nos hemos metido en su individualidad, hecho importante en el Romanticismo.
Podría resumirse el contenido del texto como el arte que espera que un individuo lo exprese. De modo que el tema es la poesía o la creación poética.
Si nos referimos a la estructura, externamente se observa que el poema se compone por tres estrofas de cuatro versos. En los dos primero se mezclan decasílabos y hexasílabos. Además, la rima es en a – a en los versos pares y de forma asonante, lo que recuerda a las estructuras tradicionales medievales tan del gusto romántico.
Respecto a la estructura interna, el poema se organiza en dos partes: la primera es una descripción que constituye las dos primeras estrofas; la segunda presenta el pensamiento del yo lírico que nos da cierta explicación de lo anterior: la creatividad poética está en nosotros, esperando dormida hasta que llegue a la vida, y hace una comparación con el milagro de Lázaro en los últimos versos.
Es posible afirmar que, al ser comunicación, este texto presenta funciones de la lengua: destacan la emotiva (exclamaciones retóricas), poética, referencial, metalingüística y apelativa. Emotiva en tanto que expresa sentimientos y pensamientos de un yo lírico, el ente emisor dentro del texto; poética, ya que se envía un mensaje en el que se busca la forma bella del mismo;  referencial, pues se presenta una realidad; metalingüística, porque se emplea el código –la lengua- con el fin de informar sobre la misma –la poesía-; apelativa, debido a que va dirigido a un tú implícito, pero, especialmente, el mandato del último verso.
Si se pasa a analizar los distintos niveles de la lengua, comenzaremos con el fónico-gráfico, destacado por ser un poema. Ya se ha advertido que la estructura no es conocida, aunque imita la asonancia en versos pares del Medioevo. A esto se suma el empleo  de encabalgamientos, aunque suaves, y la mezcla de arte mayor y menor que podría dar un angustioso ritmo. Sin embargo, el acento trocaico y rítmico en las sílabas impares producen unas sensación de tranquilidad, de descanso en vinculación directa con el contenido. No olvidemos las sinalefas y la diéresis como medios que emplea el poeta para conseguir el número deseado de sílabas y el ritmo esperado.
Además, destaca el empleo de comillas –respecto a la grafía- para la cita bíblica que se emplea en el último verso.
En cuanto al nivel morfosintáctico,  sobresale el ámbito nominal sobre el verbal, protagonizando éstos la última estrofa. Contrasta la quietud y espera del arte representado en los anteriores. Incluso, la actividad se concentra en el último verso, contrastando con los anteriores que muestran pasividad: duerme, espera. Estos verbos, como se ve, aparecen en tercera persona (excepto pensé), con alternancia de tiempos presente y pretérito (imperfecto, ya que el texto es descriptivo). Por su tipología, aparecen adjetivos como categoría relevante, tanto postpuesto (ángulo oscuro) como antepuesto (silenciosa y cubierta). Atención especial merecen los artículos determinados que muestran lo concreto y conocido de la realidad expresada por el sustantivo (el ángulo, el genio el arpa, el pájaro); así como los adjetivos determinativos, especialmente los exclamativos.  Los sustantivos son, en su mayoría, concretos – excepto el genio-, aunque esconden, connotativamente, información abstracta.
La sintaxis empleada, también interesante en este nivel, es compleja por la subordinación. Lo que muestra la complejidad del asunto, así como la maestría del autor.
Entre los recursos destacados de este nivel, ha de hacerse referencia obligada al hipérbaton de la primera estrofa que representa lo intrincado de la mente. No ha de olvidarse tampoco el empleo de formas de uso popular, como las derivaciones (dormía, duerme; esperando, espera) y las repeticiones de duerme, que apoyan el ritmo del poema.
Respecto al nivel léxico – semántico, el poema se organiza sobre dos campos poéticos: por un lado, la espera, con la familia léxica de dormir; por otro, la actividad poética, representada por palabras como las siguientes: arpa, nota, cuerdas, pájaro, genio, voz.
En este nivel ha de comentarse también el registro ideomático empleado, que, a pesar de los juegos a recordar formas versales populares, es culto, como se muestra tanto por el hipérbaton y el cultismo genio.
Los recursos retóricos semánticos más destacados son: las evidentes exclamaciones retóricas, que dotan de emoción al texto; la personificación nota dormía, para hacer referencia a la inactividad que puede cesar para que brote la inspiración poética como algo vivo; la comparación como el pájaro duerme en las ramas, con la que se pretende acercar a la mente del destinatario y hacer comprensible la abstracción de la creación poética; la metáfora mano de nieve, vinculada no sólo al agente que crea la música, el poema, sino que, además, representa la idea de mujer del Romanticismo con la piel blanca.

En conclusión, el poema muestra la visión romántica de la creación de la poesía en unos versos de estructura libre pero que imitan la asonancia medieval tan del gusto de este movimiento.

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