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domingo, 28 de julio de 2013

MITOLOGÍA ESLAVA: LA DONCELLA DE LAS NIEVES.

Este es uno de los relatos que me gustaban de pequeña. Os contaré la versión que conozco, aunque es posible que la tradición oral conserve otras.

La Doncella de las Nieves era hija de la Hermosa Primavera y de un anciano, Helado Nariz-Roja.  Vivía con su padre en el Reino Helado. Al cumplir los dieciséis años, el dios sol, Yarilo, la descubrió y la descongeló.

Los padres discutieron sobre cuál habría de ser el destino de la joven. Hermosa Primavera deseaba que su hija fuera libre, pero Helado Nariz -Roja temía lo que pudiera hacer el sol. Al final decidieron dejarla al cuidado de una pareja de ancianos.

Una mañana, dicha pareja paseaba como el resto de los días. El anciano paró para hacer un muñeco de nieve (en la lengua eslava sería "muchacha de nieve"). Entonces, los labios del muñeco se tornaron rojos y de la nieve surgió una muchacha de unos dieciséis años.

El sol derritió la nieve y dejó que brotara la verde hierba. La Doncella de las Nieves se ocultó en la gélidas sombras.

Un día la insistencia de las jóvenes del pueblo la convenció para coger flores, cantar y bailar. Un pastor tocó y danzó con ella. Desde entonces la visitaba todos  los días, más ella no respondía a sus requiebros, pues su corazón de hielo no le permitía amar. El joven pastor dejó de esforzarse y marchó con otra muchacha del pueblo. Eso dolió a la Doncella de las Nieves. Decidió correr hacia un lago del bosque para pedir a su madre que tornara su gélido corazón en uno humano, ya que amar resultaba más preciado que una vida eterna.

Compadecida, la divinidad puso una corona de lirios en la cabeza de su hija y le aconsejó que no  se expusiera  al Sol. La Doncella de las Nieves salió corriendo en busca del pastor. Al encontrarlo, le declaró su amor. Poco a poco el Sol iba ascendiendo en el cielo. En su ensimismamiento, la Doncella de las Nieves no se percató hasta que un rayo solar le hizo proferir un alarido de dolor. Sabiendo que serían sus últimos momentos, pidió al pastor, Lel, que volviera a tocar su canción. Mientras sonaba la melodía, el cuerpo de la muchacha se iba hundiendo en la tierra hasta que sólo quedó la corona de lirios.

Desde entonces, el Sol besa la tierra helada para que surjan las flores mientras que el pastor espera que las nieves le devuelvan a su amada.

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4 comentarios:

  1. ¡Qué bonito y qué triste a la vez! No había oído nunca la historia, pero me ha gustado mucho. Gracias por traerla al blog.

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    1. Me alegra que te haya gustado. Creo que me faltan algunos detalles, pero hace tanto que la oí que no me acuerdo muy bien.

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  2. ¡Qué bonito! No conocía este cuento. Y sí... es triste.

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  3. ¡Qué bonito! No conocía este cuento. Y sí... es triste.

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.