Los párvulos
aguardábamos, jugando en el jardín de la Institución ,
al maestro querido. Cuando aparecía don Francisco corríamos a él con infantil
algazara y lo llevábamos en volandas hasta la puerta de la clase. Hoy, al tener
noticia de su muerte, he recordado al maestro de hace treinta años. Yo era
entonces un niño; él tenía ya la barba y el cabello blancos.
En su clase de
párvulos, como en su cátedra universitaria, don Francisco se sentaba siempre
entre sus alumnos y trabajaba con ellos familiar y amorosamente. El respeto lo
ponían los niños o los hombres que congregaba el maestro en torno suyo. Su modo
de enseñar era socrático: el diálogo sencillo y persuasivo. Estimulaba el alma
de sus discípulos –de los hombres o de los niños- para que la ciencia fuese
pensada, vivida por ellos mismos. Muchos profesores piensan haber dicho
bastante contra la enseñanza rutinaria y dogmática recomendando a sus alumnos
que no aprendan las palabras, sino los conceptos de textos o conferencias.
Ignoran que hay muy poca diferencia entre aprender palabras y recitar
conceptos. Son dos operaciones igualmente mecánicas. Lo que importa es aprender
a pensar, a utilizar nuestros propios sesos para el uso a que están por
naturaleza destinados y a calcar fielmente la línea sinuosa y siempre original
de nuestro propio sentir, a ser nosotros mismos, para poner mañana el sello de
nuestra alma en nuestra obra.
Don Francisco
Giner no creía que la ciencia es el fruto del árbol paradisiaco, el fruto
colgado de una alta rama, maduro y dorado, en espera de una mano atrevida y
codiciosa, sino una semilla que ha de germinar y florecer y madurar en las
almas. Porque pensaba así, hizo casi tantos maestros como discípulos tuvo.
Antonio Machado. Don
Francisco Giner de los Ríos.
Gran hombre que inculcó un modelo diferente de enseñanza. Creo que la LOGSE, en origen, bebía de este espíritu. Mencionar hoy día esta ley es casi un sacrilegio, pero el pecado fue la puesta en práctica de la misma, su concrección, y no su espíritu, centrado en un aprendizaje menos mecánico por parte del alumno y, por tanto, más duradero.
ResponderEliminarPor cierto, desconocía que el día uno de abril fuese el día de la educación. ¿No es una fecha más reseñable de ser considerada como fiesta que otras que tenemos que no tienen sentido alguno?