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domingo, 9 de diciembre de 2012

MITOLOGÍA JUDÍA: LA CREACIÓN.



El tema de la creación  según la concepción judía aparece en el primer libro de la Biblia hebrea. Recibe el nombre de Génesis, que precisamente significa principio, creación u origen. Aquí se narra cómo el dios de los  judíos creó el mundo. La forma de hacerlo me recuerda a otras culturas, como la egipcia o las antiguas culturas americanas, donde la palabra tiene cierto carácter mágico.

Para entender esto hay que recordar que el alfabeto hebreo está compuesto por veintidós consonantes y diez vocales, (siempre escritas de derecha a izquierda) que se identifican con números.


El Génesis nos cuenta que Dios hizo una serie de pruebas – error hasta llegar a componer nuestro mundo. Es decir, en el principio de los tiempos todo lo llenaba un gran vacío informe y oscuro. Creó un mundo, pero no le agradó el resultado, así que lo destruyó. Y repitió este proceso gran cantidad de veces.


Dios se dispuso a crear el mundo, pero antes se sentó con las piernas cruzadas y, como cualquier arquitecto que observa sus planos, consultó la Torá. Las letras, que habían sido grabadas en su corona a fuego, se desprendieron de la misma. Alborotadas, se daban empellones discutiendo quién sería la primera, cuál daría como origen el mundo que iba a nacer a continuación. La Tau se abrió paso entre empujones para presentar sus argumentos a la divinidad. ¡Era la primera letra de la palabra Torá! Dios intentó consolarla indicándole que también sería la primera letra del vocablo Tefillin, que llevarían los hombres buenos y justos, por ello el ángel destructor no les haría ningún mal. Cabizbaja, la letra se ocultó  tras sus compañeras, que fueron proponiéndose para el honorable cargo. Mientras las escuchaba con paciencia, Dios se dio cuenta de que la pequeña alef se había apartado a un lado y no participaba en el debate. Con curiosidad, preguntó a la letra. Y fue la modesta respuesta de ésta lo que convenció a la divinidad para emplearla en la construcción del mundo.


Así pudo moldear primero el cielo –alargando su mano derecha- y la tierra –extendiendo la izquierda-, como si fuera un mago haciendo un conjuro. ¡Por fin el resultado era el deseado! Pero la tierra suspiró. Oscura y cubierta de montañas y mares se sentía muy sola. Dios la consoló advirtiéndola que en breve numerosos seres la acompañarían. La tierra quedó jubilosa a la espera de que la promesa de Creador se cumpliera. Lo que no se hizo esperar.


Hizo que la oscuridad desapareciese gracias a la presencia del sol y la luna con la misma forma, tamaño y luz. ¿Cómo sabría la gente cuál era el sol y cuál la luna? Dios prestó atención a la observación de la luna, mas ésta quiso que fuera el sol quien tuviera unos débiles rayos. Aquel se rascó la barbilla, absorto en sus pensamientos. ¿Cómo castigaría a la luna por aquella muestra de envidia? Decidió debilitar sus rayos. Sí, ahora las gentes sabrían distinguir el sol y la luna, pero ella tendría que compartir el cielo con la luz de las estrellas. Arrepentida, la luna pidió disculpas entre sollozos. La divinidad se apiadó de ella y le concedió que los judíos organizaran el calendario a partir de ella. De este modo, comienzan a contar las horas no cuando amanece sino que lo hacen cuando aparecen las primeras estrellas. Además, durante la luna llena dedican una oración especial, único momento en que ésta olvida el pecado que la condujo a su eterno castigo.

Sin embargo, Dios había tenido otro problema. Al crear los mares, sus aguas comenzaron a subir y a subir a tal velocidad que casi tocaron el Trono. La divinidad lanzó una orden, pero aquellos respondieron con enorme arrogancia. Enfurecido, los amenazó con enviar arena. Sólo consiguió que los ingenuos mares se rieran ante los minúsculos granitos, que se sintieron humillados. Pero su jefe los arengó para hacerles ver que unidos serían fuertes. Y de este modo todos los granitos de arena se pusieron muy juntitos en las costas, creando un poderosa barrera. Las aguas no tuvieron más remedio que volver a su sitio.
 
Parece ser que en el sexto día, Dios creó a Adán con la forma física de un joven de veinte años. Le encargó el gobierno de la tierra. Lo primero que tuvo que hacer fue poner nombre a todos los animales que, en pareja, iban colocándose ante él. Con tristeza, Adán se quejó de que él estaba solo. Apenado, Dios se dispuso a crear una pareja para él.  En vez de coger barro puro, tal vez las prisas y la lástima, hizo que su material de trabajo fueran excrementos y sedimentos. Y así surgió la primera mujer: Lilith. Sin embargo, existe otra versión según la cual, Dios crea a ambos unidos por la espalda y luego los separa (1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra lo creó). Curioso, ¿no? ¿Andrógino? Eso explicaría ciertas características de la evolución del ser humano.

Sea como fuere, Lilith suele ser descrita como una bella y seductora mujer de cabello largo, rizado y rojo.
 
Tuvieron  como vástagos una serie de demonios. La pareja no se entendía bien, especialmente porque en las relaciones sexuales Adán quería que su mujer estuviera debajo. Ésta se revolvía y se quejaba. No entendía que siendo iguales ella tuviera que ser sumisa. Harta de la situación, gritó el nombre mágico de Dios y salió del Edén. Fue a parar a las orillas del Mar Rojo, habitadas por multitud de demonios. Se dice que se acostó con ellos. Tres ángeles fueron a buscarla, pero ella se negó a volver. Su castigo fue la muerte de parte de sus hijos. Como venganza Lilith comenzó a asesinar a recién nacidos. De ahí que los judíos tengan un amuleto que los proteja de ella. De hecho, se consideraba que se alimentaba de la sangre de estos pequeños, por lo que sería la primera vampiro. Algunas historias medievales indican que cuando fue desterrado el Arcángel Samael (Satanás), éste la convirtió en su pareja.


El caso es que Adán se quedó sin pareja otra vez. A pesar del esfuerzo de los ángeles enviados por Dios, éstos no habían conseguido convencer a la mujer de que volviera junto al ojito derecho de la divinidad. Así que se dispuso a crear otra. Y lo hizo ante los ojos de Adán, que contempló estupefacto todo el proceso, pues Dios creó a la nueva pareja de dentro a fuera. Una vez estuvo terminada, el hombre no quiso yacer con ella, pues en su mente se repetía esa horrible imagen de vísceras. Así que Dios destruyó a la mujer y creó otra. (¡Qué consentido!)


Dios durmió a Adán  y se hizo con una de sus costillas. De ella formó a Eva.

 La pareja vivía de manera placentera en el Paraíso.  Cuidaban el Jardín del Edén, del que podían comer todos los frutos, menos los del Árbol de la Ciencia. Y seguían los consejos de Dios. Pero un día, una serpiente (dependiendo de las versiones es la propia Lilith buscando venganza quien seduce a Adán; en otras es el Arcángel Samael que quiere demostrar a Dios que sus creaciones no merecen tanta confianza) tentó a Eva. Sólo la convenció cuando le dijo que comiendo de la fruta del Árbol de la Ciencia sabría discernir el Bien del Mal y tendría tantos conocimientos como Dios, que quería guardárselos sólo para él. Eva extendió la mano, se hizo con una manzana y dio un leve mordisco a la pieza de fruta del árbol prohibido. Eso sí, compartiéndola con su esposo.

 

Cuando la noticia de la desobediencia de Adán y Eva llegó a sus oídos, Dios,  apenado, los expulsó del Edén que había dejado a cargo de los humanos.

3 comentarios:

  1. Este es un trabajo bien hecho pero que no va a tener tantos comentarios por parte de las personas que creen en este " dios ", puesto que para ellos es una verdad y no un mito .Sólo los que somos más conscientes que la creación de estos dioses antiguos están basados en la ignorancia que ya en este siglo( para algunos )sabemos a que se debía su desconocimiento.

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  2. Este es un trabajo bien hecho pero que no va a tener tantos comentarios por parte de las personas que creen en este " dios ", puesto que para ellos es una verdad y no un mito .Sólo los que somos más conscientes que la creación de estos dioses antiguos están basados en la ignorancia que ya en este siglo( para algunos )sabemos a que se debía su desconocimiento.

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  3. Me parece una buena idea de enseñar a que existen otras religiones, que tienen las mismas religiones que las de uno.

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.